Que siga la fiesta
Dos sensuales rubias enfundadas en sus provocativos Dirndl. En sus manos una jarra de Weissbier y un enorme bretzel. Sí, ese panecillo con forma de lazo. A su alrededor varios chicos fotografiándose con tales bellezas.
Dos sensuales rubias enfundadas en sus provocativos Dirndl. En sus manos una jarra de Weissbier y un enorme bretzel. Sí, ese panecillo con forma de lazo. A su alrededor varios chicos fotografiándose con tales bellezas.
Dos sensuales rubias enfundadas en sus provocativos Dirndl. En sus manos una jarra de Weissbier y un enorme bretzel. Sí, ese panecillo con forma de lazo. A su alrededor varios chicos fotografiándose con tales bellezas. Fotos que subirán rápidamente a Faceboook, Instagram o cualquier otra red social que harán correr la envidia a sus amigos por no formar parte de la instantánea.
Sí señores, esto es el Oktoberfest y ya son 181 las ediciones de esta extraordinaria fiesta de la cerveza. Momento del año en el que Múnich es aún más bávara y turística a la vez, si eso es posible.
A partir del grito ‘O’zapft is!’ (ya está abierto), del alcalde de la ciudad mientras abre el primer barril de cerveza, la celebración por la rubia, la morena (siempre me refiero a cervezas), la de trigo o la sin alcohol, al fin y al cabo ésta última sigue siendo cerveza, continuará hasta el primer fin de semana de Octubre.
Más de 6 millones de personas visitarán el recinto ferial, Theresienwiese con sus lederhosen ellos y sus vestidos bávaros ellas, tal y como hemos visto en la foto. Bueno, me atrevería a decir que incluso enseñando más escote. Preparados para extinguir los 7 millones de litros de cerveza dispuestos para tal festival.
Dos semanas en las que está prohibido hablar del Estado Islámico, del ébola o de los quebraderos de cabeza que Putin esta dando al resto de Europa y a Obama. Pues, como dice una buena amiga, ‘el invierno se acerca’ y con él, éstos tres frentes a nivel internacional que superan a una ola siberiana y a una ciclogénesis explosiva juntas.
Pero ya habrá tiempo, mucho, para hablar de ello. Ahora es temporada de beber, beber más y bailar. Porque si en este momento existe una pequeña parte del mundo en el que los problemas no tienen entrada autorizada es aquí. Hasta entonces, que siga la fiesta. Prost!