En todas partes

Ver a los niños clamar por una cura. Si sabrán lo que significa el ébola en su continente: una devastación humana que ya tiene casi 3000 muertos en su saco.

Ver a los niños clamar por una cura. Si sabrán lo que significa el ébola en su continente: una devastación humana que ya tiene casi 3000 muertos en su saco. En agosto escribía sobre el simbolismo de Miguel Pajares, pero con una epidemia de 1000 fallecidos. En esos días, Médicos sin Fronteras indicaba que la situación era incontrolable. Es verdad, se propaga y se propaga, y justamente hace unas horas falleció el segundo cura misionero, Manuel García Viejo, victima tanto y tantas veces como los niños africanos de las fotografías.

Una de estas imágnes: ‘Stop Ébola’ en un pedazo de madera. El simbolismo es potente, sí, porque el sufrimiento de las gentes del continente africano y la valentía de los misioneros de distinta ralea se consumen en cada crónica o reportaje de los periodistas. Es injusto. “El dolor está en todas partes”, dice mi madre, después de explicarle esta tragedia continua. Según BBC Mundo, entre Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona hay 2811 víctimas hasta el 20 de septiembre.

Da lo mismo escribir desde un pueblito vasco que de una choza de carretera en zona de frontera. Las impresiones del mundo llegan como punzadas de frío. En ese sentido, escribir puede significar lo que sea para cualquiera. “¿Qué gano con escribir?”, me cuestiono, mientras retorno de Macará, en el sur ecuatoriano, a Piura, en Perú. En una parada, compro un diario y leo: “La Chikungunya llegó a Latinoamérica”.

El virus de la chikungunya, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ya ha cobrado 113 vidas y se ha confirmado 10.845 casos. “No es la cantidad de afectados, es el sufrimiento extendido y la alerta médica”, contesta un chofer. No es una opinión simple: es una conclusión que todos entienden, en todas partes.