THE OBJECTIVE
Javier Quero

Arriolitos somos

El Gobierno cambia su rumbo con cada sondeo, con «ca shondeo», en versión bética. Las conclusiones demoscópicas marcan la hoja de ruta mariana de modo que al PP le sería mucho más práctico sustituir su próximo programa electoral por un cuaderno en blanco con el lema «ya veremos».

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Arriolitos somos

El Gobierno cambia su rumbo con cada sondeo, con «ca shondeo», en versión bética. Las conclusiones demoscópicas marcan la hoja de ruta mariana de modo que al PP le sería mucho más práctico sustituir su próximo programa electoral por un cuaderno en blanco con el lema «ya veremos».

Rajoy puede considerarse el presidente de moda porque sigue las tendencias.  Entiéndase por tendencias los resultados de las encuestas que Arriola le suministra en diaria comunión. El Gobierno cambia su rumbo con cada sondeo, con «ca shondeo», en versión bética. Las conclusiones demoscópicas marcan la hoja de ruta mariana de modo que al PP le sería mucho más práctico sustituir su próximo programa electoral por un cuaderno en blanco con el lema «ya veremos».

El desdichado desdicho se ha erigido protagonista del devenir monclovita. Empezamos la legislatura con la subida de los impuestos que prometieron bajar, con la veda de caza del  faisán del que no se volvió a decir ni pío y con la compasión por el presunto moribundo Bolinaga. Lo penúltimo ha sido abortar la ley del aborto y echar al olvido tantas tardes de manifestación por Madrid reivindicando el derecho a la vida. Los cálculos electorales de Arriola aseguran que es mejor no menearlo. Así que se olvida y en paz.

Es sensato suponer, sin miedo al error, que habrán sido no menos de tres los borradores presentados por el ministro de Justicia a requerimiento de su presidente para que éste eligiera. Pero una vez el texto seleccionado quedó listo, otro listo, Arriola, encuesta en ristre, lo dejó en papel mojado. Nunca nadie hasta ahora fue capaz de hartar a Gallardón. Hasta que llegó Mariano.

Rajoy ha superado la fama del gallego del que no se sabe si sube o baja, pues con él puede dudarse incluso de la existencia de la escalera. Que se lo pregunten a Gallardón, que no se creyó aquello de «arriolitos somos y en el camino nos encontraremos», y ahora está en la cuneta, fuera del Gobierno que preside Rajoy y dirige Arriola.

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