Chispazos de fundamentalismo
La democracia es la verdad revelada frente al totalitarismo chino de raíz comunista. Poco importa qué entiendan los periodistas e ideólogos por las ideas de todo y parte que atraviesan la idea de totalitarismo.
La democracia es la verdad revelada frente al totalitarismo chino de raíz comunista. Poco importa qué entiendan los periodistas e ideólogos por las ideas de todo y parte que atraviesan la idea de totalitarismo.
En palabras de Gustavo Bueno, el mayor filósofo vivo: el fundamentalismo democrático es la concepción de la democracia representativa y parlamentaria como única vía (entre todas las restantes de la taxonomía) para poder alcanzar el progreso, el bienestar y la paz de las sociedades políticas. Y esto es básicamente lo que anima las manifestaciones estudiantiles de Hong Kong y la gigantesca campaña de propaganda antichina que inunda periódicos, radios, televisiones y redes sociales en todo el mundo. La democracia es la verdad revelada frente al “totalitarismo” chino de raíz comunista. Poco importa qué entiendan los periodistas e ideólogos por las ideas de “todo y parte” que atraviesan la idea de “totalitarismo”, que viene a ser algo así como el motor inmóvil de Aristóteles.
Los estudiantes hongkoneses piden sufragio universal porque eso permitirá al “pueblo” de Hong Kong “decidir su futuro”. Como si la «trayectoria» de una sociedad política fuese una cuestión exclusiva de la «voluntad general» de sus partes atómicas, y no el resultado de determinaciones políticas, económicas, &c., delimitadas por otros estados y por la praxis política de los detentadores del poder ejecutivo de la sociedad de referencia.
El fundamentalismo democrático es la mayor corrupción que genera la propia democracia y que está en consonancia con la ideología del imperio generador realmente existente, EEUU, cuyo ortograma imperial es el de la implantación de democracias representativas en todo el mundo. No obstante, Washington parece haber encontrado sus límites en Rusia y China, donde sus élites comprenden perfectamente cómo funciona el gran juego, y de momento no van a permitir la penetración de una ideología con importantes elementos anarquizantes y disolventes. Contra las manifestaciones de Hong Kong y la campaña mediática, me permito solamente recordar, con Platón, que la democracia mató a Sócrates.