Rojo y negro

Se diría que han puesto los indios el dedo pulgar, o el índice, para pintar en la frente oscura del Universo un punto rojo. Es como si nos hubiera faltado hasta ahora la mirada de la India.

Esta foto que ha enviado la primera nave interplanetaria india es la imagen más colorida que he visto de Marte.

Se diría que han puesto los indios el dedo pulgar, o el índice, para pintar en la frente oscura del Universo un punto rojo. Es como si nos hubiera faltado hasta ahora la mirada de la India, donde el color es vida, para ver la belleza, como de manzana, de Marte.

Parece una fruta más que un planeta, y también recuerda un poco esta imagen a la del sombrero de una seta sobre el que estuvieron rayendo, que no royendo, porque raen con sus siete mil dientes, lentamente, las babosas que de noche salen a comerlas y al amanecer aparecen las setas como un planeta lejano, llenos de cráteres los sombreros de esos hongos que tienen también algo de extraterrestres, con su reino extraño y propio al no saber ganarse la vida, como los del reino vegetal, con la clorofila.

Ni un atisbo de verdor se observa en Marte. En el polo sur, el casquete polar está lleno de hielo y por el hemisferio norte sopla en la foto una tormenta de arena en la que me encantaría que hicieran como en ese experimento por el cual en una columna de atmósfera terrestre de 4 kilómetros de altura con una sección de 1 kilómetro cuadrado se encuentran diez millones de animales vivos, formando un aeroplancton en el que también hay arácnidos, diminutas arañas con su primer hilo como una cometa que ha salido volando con el niño a cuestas.

En estos días de otoño, levantan estos hilos el vuelo desde los pastos queriendo llegar más allá, que es la voluntad constante de la vida, también la nuestra: llegar, mirar más lejos para dar color, amarillo, verde, rojo, a la negrura del Universo.