A otro con ésas

El objetivo es hacer al usuario tomar conciencia de cada segundo de existencia, de que todo tiene fecha de caducidad, de que el tiempo no para. Una losa que pretende liberar. Y es que llevar pegada la fecha de tu defunción como medida inspiradora no me termina de convencer.

¿Cuánta verdura comes? ¿Fumas? ¿Haces ejercicio? El nuevo reloj de la empresa Tikker ofrece una novedad. El aparato te pedirá tus hábitos y en base a todos ellos creará una cuenta atrás. La cuenta atrás. No aportará un dato riguroso, para tomarse en serio, pero sí uno que busca dar que pensar. El objetivo es hacer al usuario tomar conciencia de cada segundo de existencia, de que todo tiene fecha de caducidad, de que el tiempo no para. Una losa que pretende liberar. Y es que llevar pegada la fecha de tu defunción como medida inspiradora no me termina de convencer.

Pero bueno, el mensaje está ahí. Cada segundo cuenta. Uno más es uno menos. Hay que saber invertirlos bien «y la mejor manera de hacerlo es ser consciente de que pasan para no volver más», dicen en su web. No deja de ser otra forma de reproducir el típico ‘Carpe Diem’ de siempre. Hay que morder la vida. Destapar la felicidad, simplemente hacerlo. Ser siempre joven, porque no hay nada imposible. Pensar distinto a los demás, ser libre, porque lo vales. Ahora es el momento. Viajar. Conducir, que te gusta, acuérdate. Y te pique el insecto que te pique, tener a mano Afterbite. Ya. Pero ni la vida es Hollywood, ni yo me llamo Richard Pitt, ni me sobran los ceros, ni lo veo todo como si fuera un fotomontaje con los Beatles sonando de fondo.

Lo que sé es que mañana es lunes otra vez. Que si me tengo que levantar a las seis para cobrar tres soy un afortunado. Que bebiendo cañas en una playa virgen en la que casualmente hay un coqueto chiringuito, buenas peras y siempre es el atardecer no se llega a fin de mes, mira tú. Que mañana es lunes, coño, y que la quiniela sigue sin tocar. Que no me apetece atarme un aparato que me recuerde todo el santo día que esto se acaba. Que ni la vida ni la felicidad se miden ni en números ni en veces. Que estoy demasiado concentrado en vivir como para preocuparme por morir. Que bastante tengo ya hasta el martes.