Prohibido ganar esta guerra
El problema es que ese enemigo está protegido por aquellos que los deberían combatir como ha sido demostrado por los documentos de Edward Snowden y un sinfín de declaraciones de militares y ex agentes de inteligencia norteamericanos.
El problema es que ese enemigo está protegido por aquellos que los deberían combatir como ha sido demostrado por los documentos de Edward Snowden y un sinfín de declaraciones de militares y ex agentes de inteligencia norteamericanos.
Resulta tremendamente curioso que desde que las potencias mundiales decidieron bombardear al ejército fantasma del ISIS-Estado Islámico ¡se han hecho más fuertes y más victorias han conseguido!
Nos encontramos ante un fenómeno puramente paranormal, puesto que una banda de desharrapados sin país que, por tanto, han de comprar su armamento en el mercado negro y deben pasar por los ubicuos controles de pasaportes en los aeropuertos y fronteras del mundo no sólo no decrecen ¡sino que aumentan cuando se les quiere parar!
La respuesta de la OTA, tan eficaz como una operación de Mortadelo y Filemón, es tan flagrantemente inexistente que escuadrillas de moteros holandeses y valientes de diferentes países han decidido irse a Irak y Siria a batallar contra ellos mientras, al mismo tiempo, jovencitas europeas ¡desean casarse con alguno de estos locos acusados de las mayores atrocidades!
¿Alguien lo entiende? ¿Alguien puede explicar de una manera coherente este aluvión de absurdos?
Veamos: básicamente los musulmanes que están apoyando al ISIS lo hacen porque están horrorizados de las aberraciones que la sociedad occidental está propagando en torno al ataque a las relaciones hombre-mujer y con la tecnología que se nos están llevando al más aterrador de los futuros apocalípticos. Contra eso reaccionan estos locos islamistas.
Los valientes que se van a luchar a Irak y Siria contra esta amenaza lo hacen porque, por fin, tras años de ese enemigo invisible que es el terrorismo, se puede luchar frente a frente frente al Mal (valga la triple redundancia).
El problema es que ese enemigo está protegido por aquellos que los deberían combatir como ha sido demostrado por los documentos de Edward Snowden y un sinfín de declaraciones de militares y ex agentes de inteligencia norteamericanos (reunidos en la web Veteranstoday), lo que de paso explica perfectamente el sinsentido del principio: por qué los mejores ejércitos del mundo no acaban con un puñado de mercenarios.
Simplemente, no pueden. No les dejan. Esta guerra no se puede ganar porque si la ganaran, perderían ellos mismos.