Ucrania: el fracaso de Europa
La interminable guerra en Ucrania no parece afectar mucho a las narcotizada moral de los obervadores internacionales. Las miles de muertes de inocentes civiles están a la orden del día.
La interminable guerra en Ucrania no parece afectar mucho a las narcotizada moral de los obervadores internacionales. Las miles de muertes de inocentes civiles están a la orden del día.
La interminable guerra en Ucrania no parece afectar mucho a las narcotizada moral de los obervadores internacionales. Las miles de muertes de inocentes civiles están a la orden del día, pero parece que este conflicto no interesa a nadie. Bueno sí, a un Vladimir Putin obsesionado con ampliar sus fronteras a golpe de mortero.
La imagen que ilustra esta opinión bastaría para golpear las conciencias de esos organismos mundiales que miran para otro lado y se lavan las manos como Pilatos. Se han promovido una serie de sanciones que no pasan de ser un tirón de orejas para no contristar a la poderosa potencia rusa. Una amiga ucrania me reconocía por teléfono hace unos días que “hasta en Kiev todos vivimos con miedo porque no se sabe qué le puede venir a la cabeza a Putin”.
Hay algo que no les cuadra a los ciudadanos ucranios enfrentados al Kremlin. La inaudita ausencia de medidas tras el bombardeo y asesinato de los pasajeros de un avión repleto de civiles.
La realidad es que el ambiente en este país es irrespirable. “Hace un año vivíamos tan tranquilos, ni en las peores pesadillas lo podíamos imaginar”, me cuenta mi confidente. La tristeza, el cansancio, la desconfianza y un futuro incierto ha convertido a la gente en una especie de muertos vivientes.
A un escenario ya de por sí dramático se suma ahora la llegada del crudo invierno, con unas temperaturas endiabladas y el aviso de la escasez de recursos energéticos para poder combatirlas.
Pero no quieren malas interpretaciones y me aclaran que “la guerra que tenemos no es la guerra civil es la guerra con Rusia. La conciliación nacional ahora es más fuerte que nunca gracias a la invasión rusa”, enfatiza.
Los falsos “alto el fuego” no han hecho más que exasperar unos ánimos cada vez más decaídos y una sensación de que esta guerra va para largo.
Un gran fracaso para una ausente e indolente diplomacia europea.