La fuerza
Hace falta mucha fuerza, a veces más incluso que la del agua, para resistir las embestidas de tantos seres humanos que gobiernan desde la podredumbre o que desde su poder criminal, a veces tan parecidos, siegan la esperanza y la vida de los más desfavorecidos, por fuertes que estos sean.
Hace falta mucha fuerza, a veces más incluso que la del agua, para resistir las embestidas de tantos seres humanos que gobiernan desde la podredumbre o que desde su poder criminal, a veces tan parecidos, siegan la esperanza y la vida de los más desfavorecidos, por fuertes que estos sean.
Había muchas imágenes. Algunas me han recordado hoy a la tierra que piso mientras escribo, Chiapas, México, donde decenas de miles de migrantes buscan el sueño americano y encuentran el dolor, el sufrimiento o la muerte. Otras me acercaban a diferentes aspectos de la política nuestra que nos tiene hartos ya de estar hartos. Y me he quedado con la foto de Marit Hommedal. Porque me ha hecho constatar de nuevo la importancia de la fuerza.
En este caso es la fuerza suprema del agua, que en Noruega desborda sus límites naturales y amenaza a la población. Pero ahí hacen las cosas bien, se gestiona mejor la cosa pública, y resisten unos embates que en buena parte de los países del planeta habrían provocado una catástrofe.
Cuando menos lo esperamos la vida nos sitúa delante de un desafío que pone a prueba nuestra fuerza, nuestro coraje. Y ya se sabe que en general, la fuerza del ser humano está en el poder de tomar sus propias decisiones. Como dijo Gandhi la fuerza no proviene de la capacidad física, sino de la voluntad de cada uno.
Hace falta mucha fuerza, a veces más incluso que la del agua, para resistir las embestidas de tantos seres humanos que gobiernan desde la podredumbre o que desde su poder criminal, a veces tan parecidos, siegan la esperanza y la vida de los más desfavorecidos, por fuertes que estos sean. Y es bueno recordarlo, aproximarnos a los más débiles, aunque solo sea para transmitirles un poco de esa fuerza que van a necesitar para seguir vivos, para seguir soñando.