Bellezas entre rejas
Para ser modelo ya no basta con estudiar, tener un don o ser guapo, alto y delgado. A esta lista de requisitos se une ser un delincuente.
Para ser modelo ya no basta con estudiar, tener un don o ser guapo, alto y delgado. A esta lista de requisitos se une ser un delincuente.
Para ser modelo ya no basta con estudiar, tener un don o ser guapo, alto y delgado. A esta lista de requisitos se une ser un delincuente. Además, ante la opinión pública una cara bonita borra cualquier delincuencia que se haya cometido. El reciente preso Sean Kory, ya le hace sombra a Jeremy Meeks, detenido a mediados de junio, acusado de posesión ilegal de armas. «De la cárcel a las pasarelas» afirman muchos. Resulta contradictorio, pero a Meeks la cárcel le ha dado trabajo. Una agencia de Los Ángeles le ofreció un contrato de 22.000 euros para que trabajara para ellos como modelo.
Nos puede una cara bonita ante cualquier hecho macabro. Somos tan simples que asusta. Es noticia que un hombre sea guapo, pero no que el guapo haya atacado a otro hombre con una raqueta de tenis. ¿En qué mundo vivimos?
Desconozco la pena que se le impondrá a Sean Kory, pero desde luego las redes sociales deberían dejar de dar rienda suelta a los piropos y halagos hasta que el juez dicte sentencia. Todavía tiene la etiqueta de presunto atacador, pero aun así ningún factor debería entrometerse en su juicio, y menos su belleza. Que sí, que son guapos, pero delincuentes.