THE OBJECTIVE
Fernando Garcia Iglesias

El dios de la muerte

Los rezos de la mañana en la sinagoga de Kehilat Bnei Torah, en Jerusalén Oeste, estaban cerca de finalizar, cuando dos hombres irrumpieron en el templo y acuchillaron salvajemente a cuatro devotos.

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El dios de la muerte

Los rezos de la mañana en la sinagoga de Kehilat Bnei Torah, en Jerusalén Oeste, estaban cerca de finalizar, cuando dos hombres irrumpieron en el templo y acuchillaron salvajemente a cuatro devotos.

Llegaron con cuchillos, hachas y pistolas. Los rezos de la mañana en la sinagoga de Kehilat Bnei Torah, en Jerusalén Oeste, estaban cerca de finalizar, cuando dos hombres irrumpieron en el templo y acuchillaron salvajemente a cuatro devotos judíos que oraban antes de empezar la jornada laboral. En pocos minutos la sangre encharcaba la sinagoga y embadurnaba los libros sagrados, ahora esparcidos por el suelo, al igual que los cuerpos ya sin vida. El primer policía israelí en presentarse allí también fue asesinado. Al poco, más agentes llegaron a la zona y acabaron con la vida de los terroristas, dos primos palestinos de esa zona de Jerusalén.

Con los cuerpos de los asesinados todavía calientes, gritos de celebración se escuchaban en Gaza y en Cisjordania, se repartían dulces entre la población palestina para conmemorar la matanza, las mezquitas ponían en sus altavoces canciones de alabanza a sus ‘mártires’. Es una población envenenada de fanatismo, al igual que sus líderes. Ante la brutalidad del atentado, el más sanguinario en los últimos seis años, Abu Mazen salió a condenarlo y acabó echando la culpa al Estado de Israel. Después de semanas de declaraciones incendiarias repletas de odio antisemita, no es de extrañar que muchos vean en el líder palestino el gran responsable en la escalada de la violencia.

Pero la realidad es que el hecho de matar a cuatro rabinos que rezan en una sinagoga es la prueba más clara de que el conflicto en Israel tiene ya poco que ver con los asentamientos o la búsqueda de los dos estados. Es y será un guerra ideológica y religiosa que va más allá de las fronteras judías. Los que acuchillan en Jerusalén son los mismos que cortan cabezas en Irak o Siria, los mismos que secuestran, violan y matan a niñas en Nigeria; es la misma ideología que provocó los atentados de Londres; es al mismo dios al que alababan cuando veían caer las torres de Nueva York.

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