La antítesis de la política
Reconoce sus errores y sus aciertos: Me sentí solo en la reforma de la enseñanza. Quería multiplicar la enseñanza de oficio y no pude. Quería descentralizar el sistema y fracasé.
Reconoce sus errores y sus aciertos: Me sentí solo en la reforma de la enseñanza. Quería multiplicar la enseñanza de oficio y no pude. Quería descentralizar el sistema y fracasé.
«El primer requisito en la política es la honradez intelectual. Si no existe honradez intelectual, todo lo demás es inútil. ¿Para qué voy a guardar plata si me voy a morir?”. Así de claro es José Mújica, presidente de Uruguay. Un presidente peculiar, distinto. Una persona a la que le escuchas hablar y le coges cariño porque es honrado. Sí, honradez eso que algunos repelen nada más ver la ‘h’. Como la ‘h’ de humildad. Con 79 años vive en su chacra de toda la vida, sin servicio y cuidando su huerta. Reconoce sus errores y sus aciertos: “Me sentí solo en la reforma de la enseñanza. Quería multiplicar la enseñanza de oficio y no pude. Quería descentralizar el sistema y fracasé”.
A Mujica se le puede ver sentado en la sala de espera de un hospital público de su país como un ciudadano más o reuniéndose con Nicolás Maduro inmortalizando la imagen de la antonimia. La antítesis de América Latina. La cara y la cruz de una misma moneda llamada corrupción. Según Transparencia Internacional, Venezuela ocupa la primera posición en el horripilante barómetro de corrupción de América Latina mientras que Uruguay es el país menos corrupto.
Cuando escucho a Mujica en cualquier discurso solo puedo acabar dándole las gracias. Gracias por demostrar que todavía existen personas transparentes y humildes; y nada más y nada menos que ocupando el cargo de Presidente de un Gobierno. A Maduro después de oírle hablar solo puedo decirle… ¿Por qué no te callas?