Compro porno
Si este gobierno dice que tiene que gustarnos el porno, pues nos gusta. Y calladitos. Que todo lo hacen por nuestro bien, por elevar morales e izar banderas patrias. Que somos unos desagradecidos, oiga. Que hasta ahora ningún gobierno, por muy de izquierdas que presumiera ser, se había atrevido a bajar el IVA del porno al mínimo de los mínimos.
Si este gobierno dice que tiene que gustarnos el porno, pues nos gusta. Y calladitos. Que todo lo hacen por nuestro bien, por elevar morales e izar banderas patrias. Que somos unos desagradecidos, oiga. Que hasta ahora ningún gobierno, por muy de izquierdas que presumiera ser, se había atrevido a bajar el IVA del porno al mínimo de los mínimos.
De repente me gusta el porno. Oigan ustedes, que me gusta el porno. Y lo confieso a voces. Sin rubor. Sin pudor. Sin vergüenza. Como estas cuatro actrices. ¿No les ven la media sonrisa? ¿No les intuyen la pinta de guarrillas?. Porque a ellas también les gusta el porno. Les gusta mucho el porno. Acaban de descubrir su pasión por las carnes bombeantes y están que no caben en sí de gozo. Literal.
Porque, oigan, si este gobierno dice que tiene que gustarnos el porno, pues nos gusta. Y calladitos. O gimienditos, que quizá sea más adecuado para el caso que nos ocupa. Que todo lo hacen por nuestro bien, por elevar morales e izar banderas patrias. Que somos unos desagradecidos, oiga. Que hasta ahora ningún gobierno, por muy de izquierdas que presumiera ser, se había atrevido a bajar el IVA del porno al mínimo de los mínimos. Y van estos de la derechona y nos lo dejan en el cuatro por ciento. ¡Qué disfrute! ¡Qué orgía nacional! ¡Viva España!
Así que séanme ustedes patriotas y vayan todos derechitos a comprar revisas pornográficas. Todas las que encuentren. Una tras otra. Pero eso sí, fíjense bien y no se equivoquen: las que de verdad son interesantes son las que llevan una entrada de teatro de regalo. Disfrútenla.