Irak: Convertíos o morid
Más de 727 milicianos del Kurdistán iraquí han muerto desde el inicio en junio de la ofensiva del Estado Islámico. Unos 3.564 peshmergas han sido heridos y, además, hay 34 miembros de las fuerzas de seguridad kurdas desaparecidos.
Más de 727 milicianos del Kurdistán iraquí han muerto desde el inicio en junio de la ofensiva del Estado Islámico. Unos 3.564 peshmergas han sido heridos y, además, hay 34 miembros de las fuerzas de seguridad kurdas desaparecidos.
Y sigue la masacre en Irak. Más de 727 milicianos del Kurdistán iraquí han muerto desde el inicio en junio de la ofensiva del Estado Islámico. Unos 3.564 peshmergas han sido heridos y, además, hay 34 miembros de las fuerzas de seguridad kurdas desaparecidos. Todas esas muertes duelen. Son familias destrozadas, vidas rotas, y el miedo en los tuétanos de cada ser.
Pero los más indefensos e ignorados son los cristianos que siguen siendo aniquilados. Les han dado un ultimátum: “Convertíos o morid”. Hasta 120.000 cristianos llenan las calles, colegios, iglesias y descampados del Kurdistán iraquí, una zona de momento segura. La última oportunidad antes de abandonar para siempre su país. A partir de 2003, el número de cristianos ha pasado de ser 1,6 millones a apenas unos 300.000. Muchos han abandonado el país por la violencia de los radicales musulmanes, otros han sido asesinados. No hay familia cristiana que no cuente con algún mártir asesinado por los extremistas. Al menos cinco obispos han tenido que huir de sus diócesis, los conventos y seminarios han quedado vacíos y unos treinta sacerdotes han perdido sus parroquias, informa Ayuda a la Iglesia Necesitada.
“Los cristianos en Irak tendremos un futuro si la comunidad internacional nos ayuda inmediatamente. No lo olvidéis”, decía el Patriarca Católico de los Caldeos, Luis Rafael Sako I. Yo os confieso que me hubiese encantado poder compartir con ellos unos días en el propio campo de refugiados, poderles consolar, animar, acompañar… Aunque seguro que serían ellos quienes me llenarían a mí de más fe y de más energía. Imagino niños que han perdido a sus padres, abuelos que han visto masacrar a los suyos, familias destruidas, pérdidas tremendas que podrían romper cualquier corazón… Porque ser perseguido por una fe, no tiene ningún sentido en pleno siglo XXI, el supuesto siglo de las libertades y los derechos. Sin embargo, también sé que una fe firme mueve montañas, conmueve corazones, es capaz de realizar milagros. Y estoy segura de que esos cristianos perseguidos de Irak cantan himnos a Dios con fuerza, oran con confianza, perdonan con auténtico amor. Y a mí, os digo, eso sí lo envidio.
Hace unos días el papa Francisco les dedicó un vídeo que lanzó por Twitter para decirles que la Iglesia está con ellos. La fundación de la santa sede Ayuda a la Iglesia Necesitada ha lanzado una campaña de emergencia para el rescate de estos cristianos y todos podemos colaborar. aquí. Si te sientes más comprometido, ellos nos animan a colgar en nuestros perfiles y webs el icono de la campaña. No olvidemos que el invierno es duro y que ellos también merecen una Navidad, aunque de ninguna manera podrá ser similar a las nuestras. No podemos celebrar tranquilos la nuestra sabiendo que muchos de ellos posiblemente tengan sus días contados.
Aún sin ser creyentes, no podemos pasar indiferentes ante la eliminación de los cristianos de Irak. Si los masacrados y exterminados fueran de otra religión, yo también les apoyaría. Se trata de la libertad de conciencia, de expresión y de religión, fundamentales para todo ser humano.