Ojos que no ven
La noticia del día, de la semana, del año y quién sabe si del siglo. Quizá tocaba hablar de ese suceso, pero os confieso que he visto esta fotografía y no he tenido dudas.
La noticia del día, de la semana, del año y quién sabe si del siglo. Quizá tocaba hablar de ese suceso, pero os confieso que he visto esta fotografía y no he tenido dudas.
Hace apenas unas horas hemos vivido un acontecimiento histórico: Estados Unidos y Cuba han puesto fin al último resquicio que quedaba de la Guerra Fría acercando posiciones ambos países para comenzar a establecer relaciones económicas, políticas y sociales.
La noticia del día, de la semana, del año y quién sabe si del siglo. Quizá tocaba hablar de ese suceso, pero os confieso que he visto esta fotografía y no he tenido dudas. En este subjetivo toca hablar de lo que, para mí, representa esta imagen. La felicidad de un niño. Pero no de un niño cualquiera. Se trata de un niño huérfano de Phelisanong, en Lesoto, un estado emplazado en Sudáfrica. La imagen adquiere un significado mayor cuando se conoce quién es el fotógrafo, ¿Quién creéis que puede ser el autor? ¿Un fotoperiodista? ¿Un famoso corresponsal? ¿Apuestas? Tenéis unos segundos antes de leer el siguiente párrafo…
La fotografía fue tomada por una niña ciega llamada Karabo que jugaba con los 70 huérfanos de esa región. Paradójicamente, a veces creemos que con nuestros dos ojos nos sobra y basta para ver, contemplar o entender el mundo, algunos incluso utilizamos con cuatro, y nada más lejos de la realidad. Necesitamos observar menos y ver más, oír menos y escuchar más, hojear menos y leer más. En definitiva, necesitamos sentir más.