Profesor Podemos
Podemos es el fruto de unos sueños ideológicos fraguados al calor del onanismo departamental en las universidades y la mediocridad de un funcionariado ocioso. De esas quimeras surgirán sus soluciones para nuestro país.
Podemos es el fruto de unos sueños ideológicos fraguados al calor del onanismo departamental en las universidades y la mediocridad de un funcionariado ocioso. De esas quimeras surgirán sus soluciones para nuestro país.
El partido político que ha venido a restaurar el decoro ético, a hacer borrón y cuenta nueva en una sociedad podrida de corruptelas y clientelismo, nació en un departamento universitario, quizás la institución menos democrática y más corrupta de la España actual, que ya es decir. En los departamentos de humanidades, la endogamia es endémica. El virus lleva instalado dentro de las universidades tanto tiempo que los departamentos se han convertido en una mafia intocable y poderosa, que pone a los suyos a sueldo fijo y condena a los disidentes. El caso Errejón no es la excepción, es la norma. No nos ha de extrañar, entonces, que el 96% de las plazas ganadas para trabajar en un departamento universitario español se hayan adjudicado a profesores e investigadores que ya estaban dentro de esos departamentos. No es la valía intelectual o un impecable récord de investigación académica lo que prima para adjudicar una plaza, sino la afinidad ideológica o el tiempo empleado en lamer el culo al catedrático de turno. De esos establos inmundos, podridos durante décadas, sale Podemos con su afán de regenerarnos.
En sus mentes preclaras de profesores universitarios, de intelectuales, de teóricos posmodernos de la sociedad, la ocasión que les brinda el auge de Podemos no es más que la gran oportunidad para poner en práctica todos esos sesudos conceptos y entelequias sobre cómo organizar mejor la sociedad. España será su inmensa rata de laboratorio, la coyuntura para ensayar las ficciones dañinas de las que beben, desde Gramsci hasta Adorno, de Foucault a la Escuela de Frankfurt. Podemos es el fruto de unos sueños ideológicos fraguados al calor del onanismo departamental en las universidades y la mediocridad de un funcionariado ocioso. De esas quimeras surgirán sus soluciones para nuestro país. Queda la peligrosa duda de saber si, en este caso, se hará realidad lo que decía Vaclav Havel: «El soñador se convierte en el peor burócrata y el burócrata, en el más riguroso organizador del exterminio masivo».