Pasaje al infierno
La ONU calcula que 140.000 inmigrantes llegaron a las costas italianas este pasado 2014. Tres mil murieron intentándolo, cinco veces más que el año anterior. Uno de cada cuatro es un refugiado de guerra sirio…
La ONU calcula que 140.000 inmigrantes llegaron a las costas italianas este pasado 2014. Tres mil murieron intentándolo, cinco veces más que el año anterior. Uno de cada cuatro es un refugiado de guerra sirio…
La distancia y la noche impiden verles las caras, ocultas además por unas pocas prendas de abrigo que no pueden con el frío, ni el del cuerpo ni el del corazón. Se asoman a la cubierta de ese mercante tras un terrible viaje de huída del infierno. Escapan de una guerra que dura ya casi cuatro años y en la que han muerto más de 200.000 personas. Escapan de la muerte de sus padres, sus hijos, sus hermanos. Escapan de su propia muerte.
Eran clase media, acomodados que lo han tenido que malvender todo para pagar los seis mil euros que cuesta un pasaje en esos barcos clandestinos. El BlueSkyM, con casi ochocientos refugiados de guerra, navegaba sin control hacia una zona rocosa de la costa italiana; los traficantes de personas lo abandonaron a su suerte asustados por la presencia de los guarda costa italianos. Horas después, otro mercante –dedicado oficialmente al transporte de ganado- lanzaba otro SOS «Vamos sin tripulación. Nos dirigimos a la costas italianas pero no hay nadie al mando». Uno de los más de 400 refugiados que viajaban en él conseguía comunicarse por radio después de que la tripulación los abandonara en el mar, tras la rotura del motor.
La ONU calcula que 140.000 inmigrantes llegaron a las costas italianas este pasado 2014. Tres mil murieron intentándolo, cinco veces más que el año anterior. Uno de cada cuatro es un refugiado de guerra sirio. El resto huyen de otras guerras, de otras pobrezas, de otras vidas condenadas. Y podrían ser ustedes. Podríamos ser nosotros. Porque la pobreza, e incluso la guerra, están ahí, a la vuelta de la esquina. Y nunca sabremos tras cuál.