Una excusa para matar
Nadie nos va a parar, nadie nos va a decir qué tenemos que escribir o sobre qué podemos hacer una viñeta. La libertad de expresión es un derecho. Ellos, prefirieron matar a debatir.
Nadie nos va a parar, nadie nos va a decir qué tenemos que escribir o sobre qué podemos hacer una viñeta. La libertad de expresión es un derecho. Ellos, prefirieron matar a debatir.
Un folio en blanco. Una idea. Trazas con tu lápiz una caricatura de algún tema candente, algo que pertenezca a la más rabiosa actualidad. Una forma de crítica satírica, una manera divertida de abordar los temas más serios o polémicos. Y de pronto, alguien coge una goma de borrar y lo hace desaparecer. O eso cree.
Pero no. Eso es lo que pretendían los asesinos que ayer irrumpieron en la sede del semanario Charlie Hebdo. Decían matar en nombre de la religión, “Alá es grande” gritaron… pero ninguna religión apoya una atrocidad así, por mucho que algunos se empeñen en hacernos creer que así es.
Vemos de cerca el horror, la barbarie, la falta de humanidad de quienes quieren silenciar a aquellos que no comulgan con sus ideas. No existe la clemencia o la humanidad en alguien que ha trazado un macabro plan para acabar con la vida de otra persona. No sabría como calificar a los culpables, desde luego la palabra “ser humano” no ha lugar en este caso. Son fanáticos que quieren imponer sus ideas al precio que sea.
Pero no lo van a conseguir, porque la fuerza de la libertad lo puede todo. Parece mentira que a estas alturas del siglo XXI todavía haya quien enarbole la bandera de la religión como excusa para cometer innumerables crímenes.
Nadie nos va a parar, nadie nos va a decir qué tenemos que escribir o sobre qué podemos hacer una viñeta. La libertad de expresión es un derecho. Ellos, prefirieron matar a debatir.
Les han quitado la vida, pero sus obras no las pueden borrar, no lograrán silenciar los gritos verdaderos por la libertad.