Por favor, no malgaste al estadista
La RAE define al estadista como aquel que tiene un gran saber y experiencia en los asuntos de Estado… este adjetivo se emplea cuando alguien es capaz de pactar con el diferente, aunque para ello tenga que sentarse con el que le produce picores
La RAE define al estadista como aquel que tiene un gran saber y experiencia en los asuntos de Estado… este adjetivo se emplea cuando alguien es capaz de pactar con el diferente, aunque para ello tenga que sentarse con el que le produce picores
Tenía un gran sentido de Estado. Era un gran gobernante. Incluso se han llegado a escuchar cosas como: “Tenía al Estado en la cabeza”. La Real Academia Española de la Lengua define al estadista como aquel que “tiene un gran saber y experiencia en los asuntos de Estado”. Si uno echa la vista atrás, comprueba que este adjetivo se emplea cuando alguien es capaz de pactar con el diferente, de decidir por el bien común, aunque para ello tenga que sentarse con el que le produce picores.
Barack Obama y Raúl Castro han llegado a un acuerdo. “¿Se darán la mano? ¿Cuándo se verán?”. La reunión es noticia siempre, incluso tendrá más calado que el propio contenido de la charla. Tras el más mínimo arreglo veremos la palabra “estadista” dibujada en todas las pantallas y periódicos.
La figura del Papa cobró un protagonismo importante debido a la mediación que se dice que protagonizó entre Cuba y los Estados Unidos. Los más adeptos al Vaticano se congratulaban diciendo: “¡Muy bien! El Papa tiene que hacer política”. Démosle la vuelta a la tortilla. Quizá Don Francisco no sea un gran estadista. Quizá sea un hombre bueno capaz de sentarse a tomar café con cualquiera (bendita y cara habilidad). El Papa no hizo política. Bergoglio hizo vida, intentando juntar a los diferentes para ayudarles a alcanzar la felicidad juntos. Suena hippy, lejano, pero cierto.
Adolfo Suárez fue a ver a Castro, Nixon visitó a Mao, incluso el terrorífico Ceaucescu vino a España en el 79. Hagamos caso, en esta ocasión, a la RAE: “Estadista es aquel que tiene un gran saber y experiencia en los asuntos de Estado”. El oxígeno algún día será caro, los diccionarios se imprimen cada vez menos, y el silencio empezará a venderse a granel en los mercados a un precio infinito si seguimos escuchando barbaridades. Por favor, no malgaste al estadista. Si alguien tuviera al Estado en la cabeza ya lo habríamos visto, desde hace tiempo y desde muy lejos.