Habemus colam
Una de las cosas que nos robaron es el futuro. Mientras miles de venezolanos se marchan del país y hay colas también para la despedida de amigos, la imagen de la foto se convierte en el destino de los que nos quedamos.
Una de las cosas que nos robaron es el futuro. Mientras miles de venezolanos se marchan del país y hay colas también para la despedida de amigos, la imagen de la foto se convierte en el destino de los que nos quedamos.
Las colas para abastecernos de alimentos se nos han vuelto cotidianas a los venezolanos. Mientras más insiste nuestro gobierno en decir que todo está bajo control, más enlatados queremos guardar. Dijo un filósofo alguna vez que el hombre es el único animal que anticipa el hambre futura. Aquí tenemos una anticipación colectiva y generalizada de que nos vienen tiempos muy malos. Una devaluada confianza en la política económica del gobierno ha llevado a 18 millones de personas a comprar en 4 días los alimentos destinados para mes y medio, según ha dicho el propio presidente. Él atribuye esto a una maniobra conjunta del imperialismo y el fascismo opositor y nos anuncia -a su llegada de una exitosísima gira en busca de dinero fresco para un gobierno que acaba de transitar los 15 años de bonanza petrolera más grande de nuestra derrochadora y corrupta historia- que insistirá en la brillante conducción económica que algún día le llevará a ganar el premio Nobel.
Mientras, el país se nos llena de situaciones absurdas:
– A la hermana de mi vecina la asaltan en Valle de la Pascua, pistola en mano para arrebatarle el polvo de lavar. Y decimos: “¡gracias a Dios no fue un pollo, porque la matan!”.
– Al grito de “¡Sacarooon lecheeee!”, se rompe la delgada línea que separa la civilización de la barbarie y solo el más fuerte tiene buena leche.
– Dentro del supermercado hay que andar vigilante del carrito de la compra, porque en Venezuela se da el extraño fenómeno de que te roban cosas que todavía no son tuyas.
Una de las cosas que nos robaron es el futuro. Mientras miles de venezolanos se marchan del país y hay colas también para la despedida de amigos, la imagen de la foto se convierte en el destino de los que nos quedamos. Por cierto, por una fotografía como esta puedes ir a la cárcel en Venezuela.