Bobos de Dios, tontos del haba

En Rusia, los yuródivie son los locos de Dios, santos inocentes, tontos por el bien de Jesucristo, venerados por los zares e incluso tolerados por Stalin.

En Rusia, los yuródivie son los locos de Dios, santos inocentes, tontos por el bien de Jesucristo, venerados por los zares e incluso tolerados por Stalin. La más famosa yuródivaia de la época soviética fue la genial pianista María Yudina, a quien el mismísimo Stalin dio 20.000 rublos tras recibir éste la grabación del concierto para piano número 23 de Mozart que había sido retransmitido en directo desde el Bolshoi e interpretado por la santa loca. Yudina le contestó que rezaría a Dios por él para que le perdonase todos los pecados cometidos contra el pueblo, y le avisó de que había donado el dinero a la Iglesia. Stalin la siguió protegiendo y advirtió a Beria que no se la molestase. Se dice que en 1953, cuando el georgiano fue encontrado medio muerto en su dacha, el disco colocado en su gramófono era el de aquel concierto de María Yudina.

Los bobos de Dios, los idiotas, de quienes Dostoievski decía que a parte de todas las virtudes morales se caracterizaban por su mansedumbre, acaso son tolerables si no ponen en peligro al estado y además atesoran un talento sublime en alguna actividad. Aún así, son estos yuródivie muy superiores a los llamados actualmente “artistas activistas” que como muestra de la podredumbre del arte moderno, de la incultura política general y de la zafiedad más inaceptable, se dedican a rociar el mausoleo de Lenin con agua bendita sustraída a una iglesia.

Han sido arrestados por vandalismo y pasarán 15 días en prisión. Suerte tienen de vivir en un país civilizado como Rusia y no en Arabia Saudí, donde habrían sido decapitados sin piedad. Pero Rusia es un país que respeta su religión y su historia, y pocos serán los defiendan a estos tontos del haba por su “performance” de baratillo.