Joder y poder
No creo que sea novedad. ¿Cuántos se sentirán así? Creo que hace unas semanas me sentí así: qué estupidez.
No creo que sea novedad. ¿Cuántos se sentirán así? Creo que hace unas semanas me sentí así: qué estupidez.
La luminiscencia en las orillas del mar de Hong Kong, que sufre una contaminación agrícola:
“Hace unas semanas empecé a cubrir un conflicto social en una zona minera y fronteriza entre Perú y Ecuador. Desde siempre ha sido un sector de sequías, de pequeños pueblos ganaderos y agrícolas ataviados por la huella del narcotráfico y el contrabando. El beneficio fue para la mayoría cuando la minería informal se consolidó.
Era un ambiente curioso, lleno de luces, restaurantes, burdeles, alcohol y vivas por el dinero del oro, la plata o el plomo. Hubo muertes y tremendos millonarios. También pobres, muy pobres, entre la contaminación por el uso del mercurio o el cianuro. Nadie lo nota hoy, quizá ni lo notarán en unos años”.
Pero vayamos más: el problema siempre es la fiscalización de las autoridades y la poca capacitación para estos mineros informales. Escucharlos, fotografiarlos, ver la manera de encontrar la solución a esa forma de trabajo con una simple noticia, que al final será parte de una gran cobertura. He ahí otro punto: joder con la noticia.
En esa línea, he escuchado muchas veces que el Periodismo puede llegar a cansar, incluso aburrir o llenar de presión. No creo que sea novedad. ¿Cuántos se sentirán así? Creo que hace unas semanas me sentí así: qué estupidez. Había encontrado estas buenas historias sobre la minería. Luego de los cierres de edición y con mis notas periodísticas en la portada, salía del diario muy contento, pero ciertamente ofuscado por ese tipo de cansancio recóndito.
“Es lo que querías”, me dijo un amigo, “es el poder de mostrar una noticia”.