Brasil en blanco y negro
Como todas las enfermedades es odiosa. Pero además, tiene efectos que generan vergüenza. Y mutila, como tenemos delante. Y hoy no debiera existir, pero ahí está.
Como todas las enfermedades es odiosa. Pero además, tiene efectos que generan vergüenza. Y mutila, como tenemos delante. Y hoy no debiera existir, pero ahí está.
La foto de Sergi Reboredo capta mi atención. Me gusta el blanco y negro. No solo no me parece de otro tiempo sino que percibo modernidad. Y diferencia. Y no solo los tonos, sino el hombre, ya sin piernas, la mirada perdida en el suelo de ese hospital brasileño tan pobre. La silla de ruedas con la toalla, el camastro humilde. La llave colgada de la pata. La cuña, en el suelo, sucia, con restos de los restos. Solo faltan las tablas de San Lázaro, como en la Edad Media, cuando les obligaban a llevarlas para avisar al personal de su caminar. Esta es la foto del lugar en el que uno piensa que desearía no acabar jamás, acostumbrado a nuestro confort de cada día.
Pero ya tengo escrito que en el mundo hay muchos mundos. Y cuando se han conocido unos cuantos se sabe que estamos ante un hospital en el que muchos desearían estar. Los he visto mucho peores. Como he visto la lepra, esa enfermedad anciana, con más de 400 años, que hoy no debiera existir, pero que ahí está. Como todas las enfermedades es odiosa. Pero además, tiene efectos que generan vergüenza. Y mutila, como tenemos delante. Y hoy no debiera existir, pero ahí está. Y aunque se trata de un mal que bien tratado no es contagioso si se trata como es debido, si no se recibe la asistencia correcta se convierte en peligrosa.
Brasil, tierra de oportunidades para las grandes compañías, es el segundo país del mundo con más casos de lepra. Brasil, del que muchos tienen esa imagen equivocada, salsera, festiva y deportiva, padece muchos de los peores males de la humanidad. Sí, es un país que frente al colorido alegre que nos inspira casi siempre cuando lo imaginamos, se aproxima mucho más al blanco y negro, en sus tonalidades más oscuras. Por eso lo atinado de la imagen de Reboredo. Un retrato que dignifica al enfermo y debe avergonzar a quienes no dedican los recursos suficientes a evitar que esto sea posible.