Los Auschwitzs de hoy

Resulta realmente incomprensible, un verdadero oprobio para la humanidad, que haya campos como Auschwitz todavía en funcionamiento en estos momentos, con mas de 200.000 prisioneros, torturados sistemáticamente, despojados de todo aquello que les hace personas.

Los guardias mandaron a los dos prisioneros a coger leña a la zona norte del campo de concentración. La alambrada estaba solo a unas decenas de metros de distancia. Ninguna patrulla vigilaba esta zona del valle y los dos reclusos corrieron medio encorvados hacia el borde, tratando de ocultarse entre la maleza que ahí crecía salvaje. El prisionero de mayor edad intentó escalar la valla pero sufrió una descarga eléctrica y murió al instante. Su cuerpo se enganchó en los alambres, separándolos con su peso y creando un estrecho hueco, pequeño pero suficiente para que el prisionero más joven pudiera escapar. Trepó por el cuerpo inerte de su compañero, pero sus piernas rozaron la alambrada eléctrica y se quemó las pantorrillas. Otra cicatriz en unas piernas ya deformes tras más de un cuarto de siglo de brutales trabajos forzados e inhumanas torturas. Ya en el otro lado de la barrera solo pensaba en correr y alejarse del campo de concentración. Atrás quedaban los recuerdos de la ejecución de su madre y su hermano que fue forzado a presenciar; las torturas con fuego y con agua que le infringieron diariamente durante ocho meses seguidos, que deformaron sus brazos y su cuerpo, y quedan como un recuerdo físico constante de lo que fue; la hambruna diaria que le llevaba a cazar y comer ratas a escondidas de los guardianes, como un manjar, de las que no dejaba ni los huesos; los asesinatos en masa en el campo como una rutina que dependía del humor de los soldados que los custodiaban; la total falta de dignidad con la que vivió veinticinco años en el campo de trabajo.

Podría haber sido esta la historia de una fuga de un campo como Auschwitz, del que celebramos la semana pasada 70 años de su liberación, pero no lo es. El joven que logró escaparse del aterrador campo tiene ahora 33 años. Su nombre es Shin Dong-hyuk. Nació dentro del campo 14, el más letal de todos los campos de trabajos forzados que todavía existen hoy en Corea del Norte. Resulta realmente incomprensible, un verdadero oprobio para la humanidad, que haya campos como Auschwitz todavía en funcionamiento en estos momentos, con mas de 200.000 prisioneros, torturados sistemáticamente, despojados de todo aquello que les hace personas, hasta convertirlos en menos que animales, donde sus vidas no valen absolutamente nada.