Estamos en guerra
Aunque nos revistamos del eufemismo misiones de paz, estamos en guerra. En este caso, teóricamente, la ONU contra toda laya de insurgentes, guerrilleros y terroristas.
Aunque nos revistamos del eufemismo misiones de paz, estamos en guerra. En este caso, teóricamente, la ONU contra toda laya de insurgentes, guerrilleros y terroristas.
Aunque nos revistamos del eufemismo “misiones de paz”, estamos en guerra. En este caso, teóricamente, la ONU contra toda laya de insurgentes, guerrilleros y terroristas. Pero la ONU (ay) no tiene Ejército, solo burócratas. Así que algunos Estados, entre ellos España, proveen de tropas para una difusa guerra no declarada. Se dicen “cascos azules” por el color de la bandera de la ONU. Infantil metonimia.
Resulta sobremanera ingenuo que entre el Ejército de Israel y los terroristas antijudíos se interpongan las tropas de la misión de la ONU, ahora las españolas. Alguna vez tenía que producirse el error. Las granadas de la artillería de Israel, respondiendo al ataque de los terroristas, cayeron sobre el destacamento español. Murió un pobre cabo sin comerlo ni beberlo.
Resulta extraño que un hecho tan previsible se haya explicado tan mal. Sobrevuela el complejo oficial, en vista de que hay muchos españoles más partidarios de los terroristas que de los israelíes. Parece mentira, pero en la práctica es así. Históricamente, en España el antijudaísmo lo manifestaba la derecha; ahora, la izquierda.
Las primeras informaciones oficiales decían que “un casco azul español ha fallecido en el contexto de un fuego cruzado entre el Ejército israelí y las tropas de Hizbulá”. Ininteligible. ¿No habría sido mejor decir la verdad? Si se está en una guerra (aunque sea en misiones de paz), hay que pensar en la posibilidad de errores. El color de los cascos de los soldados no sirve de mucho, pues los ataques se realizan por medios telemáticos.
Se agradecería que los funerales de las víctimas mortales españolas de las “misiones” se realizaran en público, a la vista de todos, no en los recintos militares. A los españoles no nos avergüenza el holocausto de nuestros soldados, sino que nos enorgullece.