¿El nuevo ostracismo del siglo XXI?

Con los últimos resultados electorales se abre un nuevo horizonte en el incierto futuro de este país y, de la propia Unión Europea. La Historia, en ocasiones, puede ofrecer claves para despejar o acrecentar dudas y temores del presente.

Las elecciones de Grecia se han presentado como una fecha clave para el presente y futuro no solo de Grecia, también para el resto de la Unión Europea. Estos son los resultados: Syriza ha ganado, claramente, las elecciones generales, quedándose a solo dos escaños de la mayoría absoluta.
Con los últimos resultados electorales se abre un nuevo horizonte en el incierto futuro de este país y, de la propia Unión Europea. La Historia, en ocasiones, puede ofrecer claves para despejar o acrecentar dudas y temores del presente.

En la Antigua Grecia se constituyó la Democracia en el llamado siglo de Pericles (S. V a.C). En aquella época, Clístenes, desde su cargo público de legislador, y con la aprobación del pueblo ateniense, creó las bases de un nuevo Estado basado en la isonomía o igualdad de los ciudadanos ante la ley y, también, creó la institución del ostracismo para evitar en lo posible todo intento de retorno de la tiranía. El castigo por ostracismo era la decisión que permitía excluir de la comunidad durante un plazo de entre diez años o de forma permanente a las personas incómodas para las instituciones. El ostracismo fue sobre todo utilizado como arma política en las rivalidades entre las facciones políticas.

Pues bien, Alexis Tsipras, líder del partido Syriza, parece que tiene la intención de excluir a todas las Instituciones que conforman la Troika: Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional, reeditando un nuevo ‘destierro’, el ostracismo del S.XXI.

A partir de ahora, habrá que ir despejando varias de las dudas y temores de la sociedad griega y del resto de los países de la Unión Europea, una de las principales: ¿Quién excluirá a quién en ese nuevo ostracismo? Grecia, en esa decisión política, podría excluir a la Troika y negarse a pagar la deuda de sus acreedores. Por su parte, las Instituciones y organismos internacionales, también podrían excluir a Grecia. Las consecuencias de esas rivalidades y pulsos políticos, podrían acabar por enviar a sus ciudadanos al mayor de los ostracismos: La falta de esperanza.