Tecnología-ficción y religión primaria

Pero ¿qué ahora es lo que mueve a las expediciones de la NASA en ausencia de una potencia rival?

El director de la NASA, Charles Bolden, presentó el presupuesto de la agencia espacial americana para el 2016 y adelantó los planes para el envío de una misión robótica a la luna Europa, que orbita alrededor de Júpiter. Esta luna contiene un océano y por lo tanto es posible que pueda albergar vida.

Es conocida la tesis de que la competitividad militar y propagandística durante la Guerra Fría fue tanto la causa del apogeo como del declive de la carrera espacial. Sin embargo, caída la Unión Soviética, los programas espaciales de la NASA siguen adelante, aunque con sus presupuestos cada vez más restringidos.

Pero ¿qué ahora es lo que mueve a las expediciones de la NASA en ausencia de una potencia rival? La cuestión de la vida en otros planetas, que desde el Materialismo Filosófico interpretamos como refluencia de la religiosidad primaria, donde los animales hacían las veces de númenes para el hombre del Paleolítico, es sin duda una fuerza motriz extraordinaria, sobre todo a la hora de convencer a los contribuyentes gringos de que suelten la plata y se la den a la NASA para sus experimentos en el espacio exterior y sus misiones a Marte, Júpiter, etc.; pues allí podría haber extraterrestres, es decir, númenes, inteligencias separadas, ángeles, démones…

No es casual tampoco, que EEUU sea el único país cuya industria televisiva y cinematográfica siga produciendo historias de ciencia-ficción (más bien, tecnología-ficción, pues una ciencia que no existe no es representable) prácticamente sin parar, ni que el apogeo de la NASA coincidiese no sólo con el apogeo de la Guerra Fría sino también con la época dorada de la ciencia-ficción en el cine y la literatura de kiosko.

Recordemos el intro de Star Trek: el espacio, la última frontera […] hasta alcanzar lugares donde nadie ha podido llegar…