¿El diablo viste de placa?
La placa hay que defenderla (y nunca esconderla) y es que, por mucho que la sociedad sufra, no se puede tolerar que nadie insulte o ataque brutalmente a un señor o señora policía.
La placa hay que defenderla (y nunca esconderla) y es que, por mucho que la sociedad sufra, no se puede tolerar que nadie insulte o ataque brutalmente a un señor o señora policía.
La policía y la población hace muchos años que se han perdido el respeto. La placa hay que defenderla (y nunca esconderla) y es que, por mucho que la sociedad sufra, no se puede tolerar que nadie insulte o ataque brutalmente a un señor o señora policía. Partiendo de una base muy concreta, la del respeto hacia la autoridad, considero que dicha autoridad y dicho respeto también deben merecerse. Hace años que las formas no se pierden por casualidad o porque cuatro desgraciados rompan cristales y tiren botellas, se pierden las razones cuando una parte de la autoridad no muestra ni el mas mínimo ápice de lógica y comprensión para con quienes les pagan el sueldo. Generalizar no ayuda a tener una visión objetiva y ordenada de la situación, reconozco y conozco la labor de muchos agentes que se juegan la vida en la montaña o en grupos anti-terroristas, gente preparada, valiente, que presta un gran servicio cuando visten su uniforme, pero también conozco a muchos que no honran en absoluto la placa que les autoriza. Una parte de la sociedad se pregunta (lícitamente) algo muy sencillo: ¿Puede la policía convertirse en el brazo ejecutor de un sistema corrupto sin plantearse lo que están haciendo?, ¿serán capaces de jugarse el sueldo y el puesto desobedeciendo a sus superiores si las órdenes perjudican a inocentes y a desamparados?, ¿son conscientes algunos policías de su mala praxis?. Como periodista puedo asegurar que en mas de una ocasión me he sentido agredido e insultado por agentes de la ley durante el desarrollo de mi labor profesional. Evidentemente, también me he encontrado con agentes que me han ayudado a trabajar, incluso me han parado el tráfico o me han dejado pasar por calles cortadas.
Gracias a los videos y a las fotografías, la sociedad es consciente de la agresividad, la falta de tacto y la violencia injustificada que muestran algunos agentes, no solo física, sino también verbal. Algunos agentes desconocen que la placa y la pistola no les convierte ni en mejores, ni en superiores, sino en personas que tienen que defender con dignidad el cargo que ostentan. Me ha costado mucho escribir estas líneas, pero ha llegado un momento en el que muchos decimos basta. No vendamos nuestra alma al diablo, la crítica constructiva es necesaria, y hoy en día, obligatoria.