Matar al mensajero
Un país que no respete la libertad de opinión y la libertad de recibir o de comunicar informaciones o ideas, sin que pueda haber injerencia del poder, simplemente, niega el ejercicio de la Democracia.
Un país que no respete la libertad de opinión y la libertad de recibir o de comunicar informaciones o ideas, sin que pueda haber injerencia del poder, simplemente, niega el ejercicio de la Democracia.
En estos días hemos conocido el informe que ha realizado la ONG, Reporteros Sin Fronteras (RSF), sobre la libertad de información en el mundo durante el pasado año. La conclusión de dicho informe deja un balance muy desalentador: 2014 ha sido el año de una regresión brutal para la libertad de información. De los 180 países clasificados, más de la mitad tienen peores resultados que en 2013.
El informe que desarrolla cada año RSF, más que un simple ranking de los países analizados y su nivel de tolerancia para la libertad de prensa, es un termómetro clarividente que mide el grado de desarrollo o subdesarrollo político, social o económico, donde quedan reflejados algunos de los abusos de poder de estos Estados.
Si ven el último listado publicado, entre los países que figuran en los últimos lugares, encontramos el reflejo que capta la cámara de estos reporteros sin fronteras. En cada instantánea se reproduce no solo el peligro para cada uno de los periodistas y reporteros que intentan informar jugándose su propia vida, también queda reflejado el dolor, la persecución, la violación de los derechos de inocentes ciudadanos, oprimidos por dictadores o sistemas políticos opresivos.
La libertad de expresión se recoge y queda protegida en los principales convenios internacionales y, por tanto, también en las Constituciones de los Estados que garantizan este derecho fundamental. Un país que no respete la libertad de opinión y la libertad de recibir o de comunicar informaciones o ideas, sin que pueda haber injerencia del poder, simplemente, niega el ejercicio de la Democracia.
Hoy, las noticias no conocen distancias, viajan por la nube de este mundo digital y, con un simple clic, replican a los cinco continentes en tiempo casi real. Cuando se viola a una niña en Nigeria, cuando decapitan a un hombre en Irak o en Siria, cuando se persigue y encarcela a un estudiante en China, Corea del Norte, Venezuela o Cuba, cuando se intenta amordazar al que piensa diferente en cualquier país del mundo, se podrá matar al mensajero pero la noticia, llegará.
Para que no se mate al mensajero, defendamos la libertad de expresión.