Todo para el pueblo, pero sin el pueblo
Nicolás Maduro da miedo. Venezuela está escribiendo sus páginas más negras desde que este tipo, enfundado en su chándal, convirtió el país en su rancho. Cuando vienen mal dadas, este personaje se dedica a encarcelar y amenazar a diestro y siniestro.
Nicolás Maduro da miedo. Venezuela está escribiendo sus páginas más negras desde que este tipo, enfundado en su chándal, convirtió el país en su rancho. Cuando vienen mal dadas, este personaje se dedica a encarcelar y amenazar a diestro y siniestro.
Nicolás Maduro da miedo. Venezuela está escribiendo sus páginas más negras desde que este tipo, enfundado en su chándal, convirtió el país en su rancho. Cuando vienen mal dadas, este personaje se dedica a encarcelar y amenazar a diestro y siniestro. Da igual que seas un empresario que un periodista, lo importante es quitar de en medio a todo el que no entre por el aro. Y en esas estamos.
Tengo un amigo venezolano que me ha contado de primera mano lo que allí se está cocinando estos meses. Los ciudadanos han empezado a luchar por la supervivencia ante el desabastecimiento de las tiendas, supermercados, etc. Lejos de afrontar el problema, el mandatario bolivariano ha decidido que hay que meter en la cárcel a los directivos de esas empresas ¿De qué los culpan? No se sabe, pero para empezar a la cárcel y luego hablamos. Es decir, que las garantías y derechos fundamentales no existen.
Entiendo que los venezolanos no van a quedarse de brazos cruzados. Lo de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” (la frase que define al despotismo ilustrado) es sin duda el ‘leit motiv’ de la llamada revolución bolivariana. Primero con Chávez y ahora con Maduro.
Da miedo imaginar cómo puede terminar todo esta historia. Han sido ya muchos –básicamente los que tenían plata- los han salido del país por piernas. El resto sobrevive. Y mientras tanto, Maduro y su corte de palmeros amenazan con expropiar a las empresas españolas. Este tipo quiere hundir al país, no hay duda.
Si mantiene su discurso, si sigue con las amenazas a empresas, directivos, etc. Lo normal es que el pueblo se subleve o el sentido común actúe. Es una pena que un país con gran riqueza natural, con tantas posibilidades de crecimiento, se esté convirtiendo en un lugar irrespirable.
Maduro debe madurar y darse cuenta de que esto de la revolución bolivariana ha pasado de ser un sueño idílico a una broma de mal gusto. La gente, las familias, quieren vivir en paz, poder comer, poder comprar, poder trabajar y tener libertad. Hoy por hoy ese sueño se ha transformado en una pesadilla.
Y lo que queda por ver…