Una cura para el VIH

El VIH, ya sea natural, ya sea creado en un laboratorio secreto, es una enfermedad terrible reflejo en gran medida de la enfermiza sociedad capitalista que nos invade.

No soy partidario de las teorías de la conspiración, pero creo que la codicia humana puede alcanzar cotas insospechadas. Me refiero a los intereses de las poderosas farmacéuticas que en vez de curar prefieren paliar los síntomas a un alto precio. Porque un enfermo se ve como un negocio, no como un ser humano al que poder ayudar.

Hay personas desahuciadas por el ‘establishment’ médico, como mi propia abuela, que por tener leucemia sus doctores no le daban más de un mes de vida pero que, a través de la medicina tradicional coreana basada en el germanio, estuvo 5 años más disfrutando de su familia.

Hace poco varios doctores me hablaban del MMS, de que lo habían probado y cómo por menos de 1 euro se puede curar a un enfermo de malaria. Pero en la televisión y de forma oficialista todavía no hay una solución a esta enfermedad. Y me temo que no es por falta de mentes brillantes, sino por el poco interés en una cura que no reporte suficientes beneficios.

El lobby farmacéutico y los intereses entorno a él hace casi imposible que la medicina natural y alternativa pueda demostrar su eficacia.

El VIH, ya sea natural, ya sea creado en un laboratorio secreto, es una enfermedad terrible reflejo en gran medida de la enfermiza sociedad capitalista que nos invade. Si todavía no podemos curarlo, intentemos vivir de forma más saludable y escuchemos a nuestro corazón en vez de dejarnos llevar por los impulsos.

El estado anímico y la alimentación sana pueden curar más que muchas medicinas sintéticas. Un estilo de vida sin drogas, poniendo el corazón y la lealtad a la pareja por encima del impulso sexual inmediato, acabará eliminando la amenaza del VIH y a la vez curará a esta sociedad basada en la gratificación de los sentidos.