La nueva izquierda vieja
Los sesudos cambios en el fondo que proponen vienen de la mano de esos otros cambios en la forma, no ya el dejar la corbata en casa, sino el exhibir ese look cuidadosamente desaliñado.
Los sesudos cambios en el fondo que proponen vienen de la mano de esos otros cambios en la forma, no ya el dejar la corbata en casa, sino el exhibir ese look cuidadosamente desaliñado.
Las comparaciones son odiosas, pero entiéndanme: es un tanto injusto que cuando me acerco a esta discoteca de mi pueblo, donde te venden la ginebra más barata, el suelo está pegajoso y hay un olor residual a sudor que se te atasca a medio camino en la garganta, los gorilas de la puerta nunca me dejan pasar si llevo puestas mis flamantes zapatillas de deporte, pero en Bruselas, donde no solo se corta el bacalao, sino que se cocina con las más finas especias y se reparte en bandejas de plata de miles de millones de euros, allí uno puede entrar sin corbata e incluso lucir un poco zarrapastroso. Es la nueva izquierda. Los sesudos cambios en el fondo que proponen vienen de la mano de esos otros cambios en la forma, no ya el dejar la corbata en casa, sino el exhibir ese ‘look’ cuidadosamente desaliñado.
Yo he caído en sus trampas y, lo reconozco, me tienen hechizado. Corbatas aparte, son estas ideas nuevas en odres viejos lo que me intriga. Durante décadas, estos docentes universitarios griegos y españoles se han preocupado muy mucho de acicalar a Marx y publicarlo como la nueva izquierda en ‘Critical Theory’ y en revistas económicas que adornan las estanterías de las bibliotecas en medio mundo. El futuro ministro de finanzas del estado griego, el mismo que está llevando las negociaciones en Bruselas, Yanis Varoufakis, es el claro ejemplo. Un personaje que parece salido de una película de X-Men, lleva media vida estudiando y publicando sobre una nueva forma de hacer economía. Una autoridad en la teoría de juegos y un intelectual que se define como ‘libertarian marxist’, la cuadratura del círculo. La curiosidad de si estos teóricos serán capaces de poner en práctica sus recetas de pócimas mágicas para una sociedad comatosa es lo que me lleva a leerlos y a seguir sus hazañas. Con el tiempo sabremos si estos brebajes son curativos o puro veneno.