Violadas
Desde niñas, las mujeres de este país, acuden a clubes de boxeo para aprender a defenderse de ataques de extraños y de la violencia doméstica.
Desde niñas, las mujeres de este país, acuden a clubes de boxeo para aprender a defenderse de ataques de extraños y de la violencia doméstica.
Desde Nairobi Women’s Hospital alertan de un dato escalofriante: Cada media hora una mujer es violada en Kenia. También informan de un hecho sorprendente, que trae causa de esa aberrante realidad cotidiana. Desde niñas, las mujeres de este país, acuden a clubes de boxeo para aprender a defenderse de ataques de extraños y de la violencia doméstica.
Kenia es un país al este de África que logró su independencia del gobierno británico en 1963 y desde esa fecha ha estado gobernada por diferentes tribus locales y partidos atomizados que siempre han pugnado por conseguir el poder.
A partir de 2012 se han incrementado los ataques de las milicias islamistas, acciones apoyadas desde Somalia. En la actualidad, no dejan de crecer las víctimas en este país africano que, como otros países vecinos, también se desangra poco a poco.
En el aspecto económico la situación tampoco es nada alentadora. Según el informe del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, Kenia es la economía mayor del este de África, sin embargo, está en los primeros puestos de las que tiene a más personas viviendo bajo el umbral de la pobreza. El estudio, que sitúa la línea de pobreza en un gasto de 1,25 dólares por persona y día, señala que en Kenia hay 43,37% de personas por debajo de este umbral.
Con estos datos y, sobre todo, con la inacción de los países desarrollados, que no acaban de prestar la ayuda necesaria para intentar paliar esta situación de máxima pobreza y de violación de los derechos fundamentales contra la población civil, parece menos chocante encontrar a niñas golpeando sacos de boxeo, como única arma posible para defenderse.
Ahora bien, cada golpe que esas niñas asestan en su desesperado aprendizaje pugilístico, es también una clara y merecida bofetada para las conciencias de muchos de los países desarrollados que miran hacia otro lado.