Estrellas personales
Lo que a veces parece una estrella, algo luminoso que da energía al resto, que sirve de guía y de elemento atractivo a estructuras más pequeñas, no es más que un agujero negro que atrapa todo lo que pasa a su alrededor
Lo que a veces parece una estrella, algo luminoso que da energía al resto, que sirve de guía y de elemento atractivo a estructuras más pequeñas, no es más que un agujero negro que atrapa todo lo que pasa a su alrededor
Cuando enciendes el televisor, o la radio, o entras en internet, te ves invadido por la cantidad de noticias relacionadas con nombres propios, con esas personas que acumulan la mayoría de portadas y titulares, a las que no se le exige que digan nada relevante, sino que simplemente estén y muevan la boca. Me refiero a los que allá donde van son acompañados por un séquito de decenas de personas entre seguridad, consejeros, empleados, amigos o lameculos. Esos nombres propios se acostumbran a ser el centro no sólo de las noticias, sino de sus propias vidas y de las de sus seres queridos. Son principalmente futbolistas, cantantes, actores, gobernantes, políticos, grandes empresarios y banqueros. Se acostumbran a la atención continua de su gente cercana y lejana, con la seguridad de estar siempre acompañados, y el orgullo que proporciona al egocéntrico ser envidiado por todo el mundo. Ellos son estrellas, y nosotros sólo simples planetas que los rodeamos admirándolos.
Pero ocurre que lo que a veces parece una estrella, algo luminoso que da energía al resto, que sirve de guía y de elemento atractivo a estructuras más pequeñas, no es más que un agujero negro que atrapa todo lo que pasa a su alrededor, haciéndolo desaparecer dentro de su feroz vorágine. Así, éste de la imagen es el agujero negro gigante SDSS J0100+2802. Es 12 mil millones de veces más grande que el Sol, y se formó hace 900 millones de años. Quizás sólo bastaría que esas “estrellas personales” atendiesen un poco al tamaño y a la edad de lo que de verdad está por encima nuestra, de la inmensidad del Universo, de la nimiedad de lo humano, para que se les bajasen los aires de grandeza. Quizás no somos más que infinitesimales seres situados en un minúsculo planeta de uno de los miles de millones de sistemas solares de los cientos de millones de galaxias que tiene el Universo, admirando, equivocados, agujeros negros en lugar de estrellas.