Cerrojo al saber
En España, cierran dos librerías cada día y un 55% de los españoles admite no leer nunca. Las bibliotecas perecen en su lecho de muerte.
En España, cierran dos librerías cada día y un 55% de los españoles admite no leer nunca. Las bibliotecas perecen en su lecho de muerte.
Quien no lee, jamás sabrá de ese vacío que embriaga a quien, después de varias semanas, llega al epílogo. Quien no lee, jamás comprenderá la nostalgia que acoge a quien ha convivido con unos personajes que se han consumido en palabras. Quien no lee, jamás habrá probado las mieles de un viaje ficticio. Quién no lee, jamás se habrá enriquecido, sentido, interiorizado, pensado, silenciosamente llorado, ilusamente amado, imperceptiblemente sonreído, acongojado… Quien no lee, jamás se habrá calado de la lluvia que cala de sapiencia.
Rodéate de hombres y mujeres que lean.
En España, cierran dos librerías cada día y un 55% de los españoles admite no leer nunca. Las bibliotecas perecen en su lecho de muerte. Y es que, cada vez que una librería cierra, destruimos un pedacito de nuestra esencia. Porque nuestra historia, nuestro pensamiento, está en los libros, aquellos que pretenden que sean calcinados por el tiempo.
Rodéate de hombres y mujeres que lean porque el ser humano es una unidad psicosomática, es un compuesto de cuerpo y mente: el cuerpo se extingue, pero la mente persevera hasta los confines de lo perpetuo. La magina de lo perenne. ¿Quién no desea ser inmortal?
“El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma”, decía Marcel Prévost, como una ventana que se descubre en la terminación extasiada de tus pestañas. Y es que, quien no lee, no es consciente de que la eternidad se nos adelanta en lo escrito. Así, habrá librerías y bibliotecas que mueran ante mentes opacas de fines voraces, pero sus amantes -como tú, o como yo- mantendrán siempre viva la llama.
Quien no lee…
Lean.
Rodéate de hombres y mujeres que lean.