No nos gusta nuestro Presidente
Si nos damos cuenta, todos los presidentes de gobierno que ahora están en el poder, están en sus cuotas más bajas de popularidad según las encuestas. Llámese Hollande, llámese Cameron, llámese Obama, llámese Renzi o llámese Mariano Rajoy.
Si nos damos cuenta, todos los presidentes de gobierno que ahora están en el poder, están en sus cuotas más bajas de popularidad según las encuestas. Llámese Hollande, llámese Cameron, llámese Obama, llámese Renzi o llámese Mariano Rajoy.
Dicen los entendidos que los cien primeros días son los claves para comprobar que un gobernante sabe cuál va a ser el color de su mandato.
Si nos damos cuenta, todos los presidentes de gobierno que ahora están en el poder, están en sus cuotas más bajas de popularidad según las encuestas. Llámese Hollande, llámese Cameron, llámese Obama, llámese Renzi o llámese Mariano Rajoy.
Cierto es, que el punto de partida de todos ellos ha sido muy diferente, pero es curioso que cuando el elector escoge a alguien para que le gobierne, cuando éste hace lo que le han encomendado o intenta administrar las miserias que le han dejado, empieza el descontento.
¿Qué es lo que necesitamos? Ya ha habido más de un presidente que a pesar de haber dejado las cuentas del país ordenadas, ha perdido las elecciones. Luego, con los malos tiempos nos acordamos de lo que tuvimos y les echamos de menos. Véase el caso de Adolfo Suarez o Felipe González en España. En otros países pasa lo mismo, ¿se acuerdan de John Major?
Mariano Rajoy es un incomprendido de nuestro tiempo, porque no ha hecho todo lo que “podía” haber hecho, pero las circunstancias tampoco le han acompañado. Dentro del panorama que heredó sin favorecer a ningún colectivo determinado ha hecho lo que debía. Yo me mantengo en el dicho que más vale “malo conocido que malo por conocer”, y eso que Rajoy tiene alergia a los medios de comunicación masivos. Ese es su gran fallo.