La agonía de un Edén
La sentencia de Sánchez Ferlosio ‘vendrán tiempos peores y seremos más ciegos’ encaja a la perfección con la Vega de Granada, un paraíso en la tierra que la codicia y la estupidez humana esta destruyendo en aras de una supuesta prosperidad
La sentencia de Sánchez Ferlosio ‘vendrán tiempos peores y seremos más ciegos’ encaja a la perfección con la Vega de Granada, un paraíso en la tierra que la codicia y la estupidez humana esta destruyendo en aras de una supuesta prosperidad
La sentencia de Sánchez Ferlosio ‘vendrán tiempos peores y seremos más ciegos’ encaja a la perfección con la Vega de Granada, un paraíso en la tierra que la codicia y la estupidez humana esta destruyendo en aras de una supuesta prosperidad. La vorágine del ladrillo en España envolvió a miles de ayuntamientos que desarrollaron faraónicos planes urbanísticos. En el área metropolitana de Granada, esta locura supuso además machacar un vergel que desde siempre se le ha considerado la despensa de la ciudad.
La generosidad de esta tierra es una de las más valiosas herencia de los árabes que en estos lares se materializo en un formidable sistema de acequias con el que distribuyeron el agua de los ríos que bajaban de Sierra Nevada. Consiguieron que la fertilidad se extendiera por 1500 Km2 y erradicaron para siempre el hambre en la comarca.
Pero cuando comenzó a girar la rueda del progreso la armonía entre la ciudad y su Vega comenzó a torcerse. El desarrollismo franquista, el boom inmobiliario socialista y la liberalización del suelo con Aznar levantaron miles de viviendas e infraestructuras que como una apisonadora furiosa no ha parado de arrasar tierra llena de vida. El resultado de este prometedor modelo económico ha convertido en un solar el 40% de la Vega y ha enviado al 38% de la población al paro. Este es el éxito del que deben estar tan orgullosos nuestros políticos y empresarios.
Los intentos legislativos de la Junta de Andalucía para preservar la Vega chocan con una realidad en la que, en su propio beneficio,empresas, municipios o particulares agreden con total impunidad contra un bien común. La crisis ha dado una tregua a tanto desmán, pero ninguna lección parece haberse aprendido porque muchos políticos sueñan con volver a las andadas para llenar las arcas de los ayuntamientos o las del partido, cuando no los propios bolsillos.
Afortunadamente, la plataforma Salvemos la Vega lucha para defender este espacio natural y agrícola y aboga por su reconocimiento como Bien de Interés Cultural, ya que esta fórmula jurídica la blindarían de cualquier ataque. Además, consciente del potencial de riqueza y trabajo que encierra la Vega, la plataforma ha elaborado un sólido plan de dinamización económica. Los responsables políticos les oyen pero no quieren escucharles.
Federico García Lorca era un hijo de la Vega y toda su obra poética y teatral no hubiera sido posible sin ella. Si levantase la cabeza no entendería por qué unos hijos tienen tanto afán en estrangular a su madre.