THE OBJECTIVE
Amando de Miguel

Extravagancia comunista

En efecto, el régimen de Kim Yong desborda las tipologías de la Ciencia Política. Oficialmente pasa por comunista, pero más parece una prepóstera satrapía hereditaria. No hay más que ver a su rollizo timonel con ese abrigo crecedero y el corte de pelo que parece una prueba en una escuela de aprendices de peluquería. Siempre se halla rodeado de militares con gorras de guardarropía y todas las condecoraciones posibles.

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Extravagancia comunista

En efecto, el régimen de Kim Yong desborda las tipologías de la Ciencia Política. Oficialmente pasa por comunista, pero más parece una prepóstera satrapía hereditaria. No hay más que ver a su rollizo timonel con ese abrigo crecedero y el corte de pelo que parece una prueba en una escuela de aprendices de peluquería. Siempre se halla rodeado de militares con gorras de guardarropía y todas las condecoraciones posibles.

Los dos centenares de países que pueblan el mundo se organizan políticamente como pueden. Hay dictaduras de toda laya, regímenes tribales, republiquitas revolucionarias, autoritarismos más o menos paternalistas y hasta algunas democracias. Pero hay un régimen extravagante, que se sale de todas las clasificaciones, retrógrado  y pintoresco: Corea del Norte.

En efecto, el régimen de Kim Yong desborda las tipologías de la Ciencia Política. Oficialmente pasa por comunista, pero más parece una prepóstera satrapía hereditaria. No hay más que ver a su rollizo timonel con ese abrigo crecedero y el corte de pelo que parece una prueba en una escuela de aprendices de peluquería. Siempre se halla rodeado de militares con gorras de guardarropía y todas las condecoraciones posibles.

La imagen del padre de la patria con su guardia pretoriana nos avisa de sus verdaderas intenciones. Se trata de armarse hasta los dientes para amedrentar al Japón y puede que a los mismísimos Estados Unidos. “Todo mi reino por un misil de largo alcance con cabeza atómica”, parece decir el dictador bien alimentado.

Es de suponer  que tanto esfuerzo en “cañones” (misiles) hará que el pueblo norcoreano se encuentre horro de “mantequilla” (arroz). El desproporcionado sacrificio contrasta con el fantástico auge industrial de los coreanos por debajo del paralelo 38. En donde se demuestra que el desarrollo de los pueblos no depende de la raza ni del clima. Nunca ha sido tan claro el experimento de las perversiones que puede causar un régimen dictatorial.  

Sería del mayor interés que nuestros jóvenes comunistas españoles, descamisados ellos, nos dieran su parecer sobre el régimen del camarada Kim Jong. ¿Será mejor que el venezolano? ¿No podrían enviar algunos becarios a Corea del Norte? Podrían proponer una moneda única para las dos Coreas en el camino de una patriótica reunificación.

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