Refugiados
Únicamente con la magnitud del drama que significan estas cifras ya tendría que ser suficiente para que la comunidad internacional reaccionara, prestando la ayuda necesaria para frenar y solucionar la peor crisis humanitaria de nuestra era. Sin embargo, según denuncian estas organizaciones, la ayuda es cada vez más escasa.
Únicamente con la magnitud del drama que significan estas cifras ya tendría que ser suficiente para que la comunidad internacional reaccionara, prestando la ayuda necesaria para frenar y solucionar la peor crisis humanitaria de nuestra era. Sin embargo, según denuncian estas organizaciones, la ayuda es cada vez más escasa.
Los últimos datos conocidos por las organizaciones ACNUR y UNICEF son escalofriantes.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en su informe publicado el año pasado ya alertaba de un hecho sin precedentes: El número de desplazados y refugiados alcanzó su nivel máximo desde la II Guerra Mundial. A finales de 2013, cerca de 51 millones de personas vivían alejadas de sus hogares como consecuencia de los conflictos, la persecución y la violencia generalizada.
Por su parte, el informe hecho público por Unicef estos días, también arroja cifras desoladoras: Unos 14 millones de niños afectados por los conflictos bélicos en Siria e Irak se encuentran desplazados de sus hogares.
Únicamente con la magnitud del drama que significan estas cifras ya tendría que ser suficiente para que la comunidad internacional reaccionara, prestando la ayuda necesaria para frenar y solucionar la peor crisis humanitaria de nuestra era. Sin embargo, según denuncian estas organizaciones, la ayuda es cada vez más escasa.
Créanme si les digo que es y será imposible que desde nuestros confortables hogares miremos para otro lado ante este drama humanitario.
En el mundo globalizado en el que vivimos nada nos es ajeno. Cuando solo en Siria más de 12 millones de personas están en necesidad de ayuda para mantenerse con vida y viven hacinadas en habitaciones compartidas o acampadas en edificios abandonados, cuando millones de niños padecen graves enfermedades y traumas que necesitan de tratamiento y tampoco pueden ir a la escuela ni recibir una educación que les proporcione un futuro mejor, el resto de países, gobiernos y organizaciones que conforman la comunidad internacional también tienen (tenemos) un grave problema que resolver.
La propia Convención de los Derechos del Niño, en su Art. 38 dice: “Los gobiernos deben asegurar la protección y el cuidado de los niños afectados por las guerras…”