¿Por qué España no es Grecia?
La tendencia que debe unirse a España es la de intentar consolidar una recuperación económica y social, remar hacia el norte de Europa Occidental y menos mirar el Peloponeso
La tendencia que debe unirse a España es la de intentar consolidar una recuperación económica y social, remar hacia el norte de Europa Occidental y menos mirar el Peloponeso
En muchas ocasiones las comparaciones, cuando no llevan consigo una intención pedagógica, pueden llegar a resultar ser odiosas y tendenciosas, y este es el caso de todo aquel que intente establecer una similitud entre la sociedad helena con la sociedad española.
Las diferencias entre uno y otro país no son pocas, con pocas cosas comunes, como son que los dos pertenecen a la zona euro, que han sido de los países más azotados por la crisis económica y que sus niveles de corrupción marcaran un hito en la historia de la Unión Europea. Aun así, muchas son las diferencias que nos separan del país heleno:
Grecia posee una población de 10,9 millones de habitantes frente a los 46,5 millones de habitantes de España. Este dato según los demógrafos, para 2080 en el caso español quedaría congelado, pero a desgracia del caso griego rondaría los 7,6 millones de habitantes.
El PIB de España es de 1 billón de euros, frente a los 186.000 millones de euros del PIB Griego. España posee una deuda pública del 100% de su PIB, frente a Grecia que ostenta la friolera deuda del 170% de su PIB.
El paro registral en España es del 23,70%, nivel de paro que se dobló con el estadillo de la <<burbuja inmobiliaria>>, ya que estábamos afanados por construir hasta el último kilómetro libre que quedase en nuestro territorio. Mientras que el paro en Grecia es del 25,8%.
Grecia es un país controlado por la troika, mientras en España desgraciadamente la legitimidad todavía la ostenta el señor Rajoy.
Grecia vive principalmente del turismo y el 13% de su población son funcionarios, frente a España con 2.520.000 funcionarios y con un sector turístico muy potente y una economía diversificada con una importante estructura de empresas exportadoras.
Por tanto, es un error garrafal, comparar dos países que tienen poco que ver e intentar establecer similitudes entre el blanco y el negro. La tendencia que debe unirse a España es la de intentar consolidar una recuperación económica y social, remar hacia el norte de Europa Occidental y menos mirar el Peloponeso, pero aquí ya se sabe:
“Miente, miente, miente, que algo quedara, que cuanto más grande sea una mentira más gente se lo creerá”.