En el olvido hasta que llega el drama
La República de Vanuatu es un archipiélago situado 1.700 kilómetros al este de Australia en el que aparentemente nunca pasa nada que interese fuera del lugar.
La República de Vanuatu es un archipiélago situado 1.700 kilómetros al este de Australia en el que aparentemente nunca pasa nada que interese fuera del lugar.
Seguro que muchos no saben siquiera que Vanuatu existe. Incluso habrán visto alguna pieza en los telediarios o alguna foto perdida en la prensa de papel, rellenando hueco. 11 muertos, tan lejos, y en un lugar del que no sabemos nada son poca cosa. Pero ahí están, los muertos y los 60.00 afectados de una población total que no supera los 200.000 habitantes. La foto de Dave Hunt acerca nuestras pupilas al drama que viven. Casi todos lloran, hombres, mujeres y niños. Y se cubren la nariz también por el olor. Y se adivinan unas flores borrosas como el recuerdo del horror. El ciclón Pam, con vientos superiores a los 300 kilómetros por hora, arrasó con todo, y dejó sin vivienda al ochenta por ciento de los habitantes de la capital, Port Vila. Nosotros seguimos a lo nuestro pero ellos, como tantos nadie, sufren solos. Bueno, con la ayuda de algunas ONGs, como Cruz Roja, que necesita al menos 3,6 millones de € para ayudar a estas víctimas olvidadas.
La República de Vanuatu es un archipiélago situado 1.700 kilómetros al este de Australia en el que aparentemente nunca pasa nada que interese fuera del lugar. Pero los lugares donde nunca sucede nada son peligrosos, porque cuando sucede suele ser terrible. Y así ha sido. Una catástrofe más consecuencia de actos de la naturaleza, que no es que se cebe con los más desheredados. Es que estos están menos preparados para soportar embates de este fuste, y cuando llegan, las consecuencias son nefastas.
Hay muchos Vanuatus en el mundo. Por ello creo necesario reparar en los miles de seres humanos que a través de diferentes organizaciones dedican su vida a cambio de nada a ayudar a quienes lo necesitan y viven en el olvido hasta que llega el drama. Son mujeres y hombres de otra pasta, humildes, entregados, sensibles, peleones, que viven estos dramas como una lección de vida. Podían estar en el confort que les ha procurado la nacencia, pero huyen de el en busca de la realidad. Por ello merecen mi respeto y mi admiración sincera. Los que están ahí, ahora, en Vanuatu, después de haber estado en otros sitios inhóspitos, y antes de acudir a donde les necesiten. Son muchos, y a la vez muy pocos para los que serían necesarios. Gracias