El hundimiento
La caída de Rato lleva emparejada el hundimiento del partido del gobierno. Por mucho que los Montoros de turno se presentaran como los adalides de la pulcritud y el imperio de la ley, ya poco pueden salvar de este naufragio.
La caída de Rato lleva emparejada el hundimiento del partido del gobierno. Por mucho que los Montoros de turno se presentaran como los adalides de la pulcritud y el imperio de la ley, ya poco pueden salvar de este naufragio.
A él, que fue ‘vicetodo’ en España y director del Fondo Monetario Internacional (FMI), nada menos, la policía también le mete la cabeza en el coche como a un malhechor cualquiera. Y no me disgusta, el que la hace la paga. Pero esa máxima universal nunca se ha aplicado de manera igual en este país, y muchos que la han hecho ?y gorda? se han ido de rositas, sin cámaras que los persiguieran, sin escarnio público, sin la pena de telediario. La imagen de la justicia con una venda sobre los ojos, que aplica la ley a todos por igual, es un mito que ya pocos se creen. Más bien, la justicia se ha convertido en un juguete de políticos de uno y otro signo, una fiera que han ido domando a base de nombramientos de amigos y afines, la anulación mas absoluta de la separación de poderes.
Poco sabemos del caso Rato como para sacar conclusiones aventuradas. Parece ser, eso sí, que no metió la mano en la caja pública, sino que hizo de trilero con sus propias finanzas. Latrocinio sigue siendo, obviamente, pero no tan grosero como llevárselo crudo de los impuestos de todos. La verdad indudable es que la caída de Rato lleva emparejada el hundimiento del partido del gobierno. Por mucho que los Montoros de turno se presentaran como los adalides de la pulcritud y el imperio de la ley, ya poco pueden salvar de este naufragio. Entre el ya célebre ‘Luis, sé fuerte’ y el aniquilamiento sin escrúpulos del que estuvo, literalmente, a un dedazo de ser Presidente, median dos años de esfuerzos un tanto ciegos y sin rumbo claro del Ejecutivo para acabar contra la corrupción endémica. De nada sirve el patético circo mediático impulsado desde el gobierno en torno a la detención de Rato, nadie con un poco de sentido común los cree capaces de crear los mecanismos necesarios para acabar con décadas de mangoneos y corrupción.