Israel denuncia un aumento de los ataques antisemitas
Así como jamás se podrán justificar los actos de terrorismo contra israelíes civiles inocentes, tampoco se puede permitir la invasión continua de territorio palestino y la masacre de sus gentes.
Así como jamás se podrán justificar los actos de terrorismo contra israelíes civiles inocentes, tampoco se puede permitir la invasión continua de territorio palestino y la masacre de sus gentes.
Pienso en Israel y veo a niños lanzando piedras contra sus tanques. A un pueblo palestino sometido a un acoso despiadado. Y también recuerdo lo que me dijo mi taxista en Haifa cuando le preguntaba por qué estaba todo tan sucio y ruinoso. Su respuesta: «Esto es una ciudad de ladrones. Cuide bien su cartera».
Niños israelíes vestidos de soldados, jugando con la Nintendo, mientras sus líderes piensan en que nuevo territorio van a colonizar.
Así como jamás se podrán justificar los actos de terrorismo contra israelíes civiles inocentes, tampoco se puede permitir la invasión continua de territorio palestino y la masacre de sus gentes.
Supongo que en el judaísmo debe existir algo así como el karma, por lo que antes de quejarse tanto deberían autocriticarse y observar hasta que punto la política expansionista y servil de sus acciones está generando tantos enemigos.
Israel no puede vivir anclada en el holocausto, siempre llorando para dar pena y quejándose del racismo cuando son los primeros que se creen elegidos, superiores y lo que es peor, bien armados en nombre de Dios bajo el ala protectora del águila estadounidense. Y repito que para nada voy a apoyar al islamismo radical, que considero otra cara de la misma moneda.
Es momento de que limpien su propia casa, arreglen las calles y den una vida digna a los ciudadanos de ese trozo de desierto, y dejar de una vez por todas al pueblo Palestino en paz, apoyar su plena soberanía y respetar su territorio.
En momentos de crisis, alentar la política basada en el la superioridad racial y la expansión de fronteras es la fórmula más rápida de meterse a las mentes en el bolsillo. Así lo hicieron Hitler y Mussolini, y la historia puede repetirse en el futuro.
Si Israel quiere que haya más gente que le respete, la fórmula es fácil, deberá empezar demostrando esos valores religiosos que tanto predica y tan poco practica. Por algún motivo el Aseret ha-Dibrot y sus 613 mandamientos dicen en su categoría número 6: ‘No matarás’.