Libros

Sigan “disfrutando” del tacto y el olor. Yo también lo hago. Pero no protesten como si fuesen niños de teta y mejor céntrense en el contenido del libro, sea mineral, vegetal o digital; pues esta es, al fin y al cabo, la madre del Cordero.

Los chinos inventaron el papel prácticamente tal y como lo conocemos hoy día. Durante cientos de años, este soporte, ha acompañado a la actividad humana y lo sigue haciendo. La ingeniería informática, internet y las nuevas tecnologías ligadas a nuevos aparatos electrónicos está desplazando poco a poco el uso del papel, pero que esta tendencia se consolide y acabe por arrinconar los viejos usos no sólo dependerá de un supuesto avance continuo de esta nuevas tecnologías sino también del modelo económico político que lo ha hecho posible.

En 2014, un 58.1% de los lectores chinos utilizaron soportes electrónicos para leer libros. La segunda economía del planeta comienza ya a ser un parámetro de medida de las tendencias socioeconómicas mundiales, de ahí la importancia de esta noticia.

Los fetichistas del vegetal protestarán, y dirán, como han venido diciendo desde hace años, que nada podrá sustituir al olor del papel, a la “magia de sentir la celulosa entre tus dedos”, al “misterio” que se esconde bajo las tapas duras o blandas de un libro. “El fin de la cultura”, se atreven a decir otros.

¿Pero qué es un libro? ¿Qué tienen en común un libro de álgebra, uno de poesía u otro de recetas de cocina más allá de su encuadernación? ¿Acaso el contenido de los mismos varía por estar expuestos en un soporte de arcilla, de papiro, pergamino, papel o pantalla LCD? Y volviendo al fetichismo de los cursis del papel ¿acaso alguien no puede sentir esa “magia” o “misterio” rozando el frío metálico y precioso de un iPad?

Sigan “disfrutando” del tacto y el olor. Yo también lo hago. Pero no protesten como si fuesen niños de teta y mejor céntrense en el contenido del libro, sea mineral, vegetal o digital; pues esta es, al fin y al cabo, la madre del Cordero.