Lo contrario de no decir no
¿Qué pasa en las escuelas? ¿Qué estamos haciendo mal los profesores? ¿Quién infunde la violencia en los alumnos? ¿Dónde se genera el odio? ¿Cómo es posible que un alumno vaya a clase armado de cólera? ¿Por qué este malestar? ¿Quién es el enemigo?
¿Qué pasa en las escuelas? ¿Qué estamos haciendo mal los profesores? ¿Quién infunde la violencia en los alumnos? ¿Dónde se genera el odio? ¿Cómo es posible que un alumno vaya a clase armado de cólera? ¿Por qué este malestar? ¿Quién es el enemigo?
Confieso que nada más leer el pie de foto refiriendo la locura de un chaval de trece años que mataba a un profesor y hería a cuatro personas en un colegio de Cataluña esta mañana me dieron ganas de buscar todas y cada una de las razones existentes para apagar la sinrazón de la mente a medio hacer del adolescente.
En el centro de la imagen una chica se abraza como puede a su madre incapaz de ofrecer consuelo después de lo sucedido en el IES Joan Fuster de Barcelona. Grupos de padres y alumnos permanecen extrañados y tristes en las cercanías del centro escolar. Nunca antes en nuestro país ocurría algo tan grave en una institución educativa ¿Qué pasa en las escuelas? ¿Qué estamos haciendo mal los profesores? ¿Quién infunde la violencia en los alumnos? ¿Dónde se genera el odio? ¿Cómo es posible que un alumno vaya a clase armado de cólera? ¿Por qué este malestar? ¿Quién es el enemigo?
Los medios de comunicación informan de la afición del menor por una serie de televisión apocalíptica de gran crudeza y violencia. Resulta preocupante la confusión de la realidad en un mundo virtual de redes, imágenes y pantallas táctiles. Es probable que el agresor padeciese un episodio psicótico temporal y arrastrase un problema psiquiátrico. Habrá quien diga que se trata de un caso aislado, pero es que Andreas Lubitz también fue un caso aislado.
La educación no consiste solo en la escuela sino también en la familia y los amigos. Educar significa decir no a muchas cosas muchas veces. Lo más cómodo y lo más fácil es no hacer nada, no decir no para decir siempre sí y no llevarse malos ratos; y eso es precisamente la falta de educación. Entre otras cosas, la educación supone renuncia, sacrificio y esfuerzo.