El brote que creció de la nada
La falta de respeto por los profesores ha reemplazado a la falta de respeto a los alumnos. En el franquismo, el castigo físico para corregir problemas era habitual, ¿Quién no recuerda ese refrán? La letra con sangre entra y su realista materialización en la obra de Goya.
La falta de respeto por los profesores ha reemplazado a la falta de respeto a los alumnos. En el franquismo, el castigo físico para corregir problemas era habitual, ¿Quién no recuerda ese refrán? La letra con sangre entra y su realista materialización en la obra de Goya.
Es muy curioso observar los mecanismos de manipulación sobre los ciudadanos. Con la intención de no despertar la alarma pública, a veces las explicaciones a fenómenos sociales se explican de forma ridícula para no buscar el origen y solución de una violencia a la que España está muy acostumbrada.
La falta de respeto por los profesores ha reemplazado a la falta de respeto a los alumnos. En el franquismo, el castigo físico para corregir problemas era habitual, ¿Quién no recuerda ese refrán? ‘La letra con sangre entra’ y su realista materialización en la obra de Goya.
Como un coche dando bandazos, así va la sociedad en la vida capitalista mientras los oligarcas cogen a un psicólogo de turno, le ponen ante una cámara y le dicen ‘tú di que son cosas de las complejidades del cerebro’.
Caso solucionado: ¿Seguro que no tuvo nada que ver la corrupta sociedad, vacía de valores, llena de frustraciones y violencia en la que se vive? Me imagino que también dirán que el chaval no sufría acoso escolar, aunque sabemos de los miles de jóvenes que padecen esa situación a diario.
En los 80 en el barrio de S. Pedro y S. Pablo también construíamos ballestas con tablas, gomas y pinzas de tender. A ninguno de nuestro grupo se le hubiera ocurrido apuntar con ella a un amigo si no era para darle en el trasero.
Luego vienen los medios de comunicación y dicen que encontraron un pequeño arsenal, consistente en ‘un cuchillo (que se compra en cualquier chino, y si no se encuentra en el cajón de la cocina), dos escopetillas de balines que apenas pueden matar a una paloma y varias ballestas de juguete’. Más patético imposible, con la intención de crear sensacionalismo y de poner este caso a la altura de los EE.UU., hay periodistas que hacen el completo ridículo. De esta forma las secciones de juguetería se deberían llamar a partir de ahora: ‘Armerías infantiles’.
Al final no buscan las causas sino acallar la realidad. Un niño es una esponja que absorbe información de su alrededor, familia, amigos, sociedad, internet… en la sociedad capitalista sobran malos ejemplos para que esa esponja absorba la suciedad que le envuelve y la devuelva al resto en cuanto la presión ejercida por el capitalismo sea la suficiente.