¿Posturear o morir?
Ese postureo que tanto nos gusta (y me incluyo) puede llegar a ser nuestro peor enemigo; nos puede pasar factura social. ¿De qué habla esta?. Dirán muchos. Por eso es mejor que vayamos a ejemplos concretos.
Ese postureo que tanto nos gusta (y me incluyo) puede llegar a ser nuestro peor enemigo; nos puede pasar factura social. ¿De qué habla esta?. Dirán muchos. Por eso es mejor que vayamos a ejemplos concretos.
Siempre he estado a favor de las redes sociales, de las ventajas que nos ofrecen, de la validez que pueden tener en ciertos ámbitos como el de la información y de los buenos analizadores sociológicos que pueden llegar a ser. Pero, también creo que en lo malo, puede llegar, incluso, a ser peor de lo que nos podemos imaginar.
Hablemos de un fenómeno, el del ‘postureo’. Una palabra creada por las redes sociales, pero también utilizada hasta por los que no navegan habitualmente por ellas. Pues bien, ese ‘postureo’ que tanto nos gusta (y me incluyo) puede llegar a ser nuestro peor enemigo; nos puede pasar factura social. “¿De qué habla esta?”. Dirán muchos. Por eso es mejor que vayamos a ejemplos concretos.
En los últimos días nos han dejado dos grandes literatos: el latinoamericano Eduardo Galeano y el alemán Günter Grass. El primero siempre ha sido más conocido por asuntos políticos; el segundo, en cambio, por haber sido Premio Nobel en 1999 (dato, por cierto, que he tenido que buscar). Sea como fuere, tanto en Twitter como en Facebook todo el mundo los conocía; más a Galeano que a Grass, también es verdad. Hasta mi vecina la de arriba, con tan solo catorce años, sabía quien era el latinoamericano; o, por lo menos, eso parecía, porque escribió más de diez tuits seguidos con frases extraídas de sus libros. Puro ‘postureo’ el de algunos, que tampoco quiero generalizar.
Pero, bueno, que “no hay mal que por bien no venga”, y esto me ha ayudado a reflexionar y a preguntarme: ¿por qué queremos parecer algo que no somos? ¿Aparentar nos hace ser mejores que los demás? ¿Qué nos aportan este tipo de cosas? Allá cada uno con su conciencia. Pero, recordad, la vida no se basa en ‘posturear’ o morir.