¿Habrá acuerdo con Grecia?
¿Tiene claro dónde va Tsipras? Creemos que no. En Berlín brindaron con champán la caída de Varufakis.
¿Tiene claro dónde va Tsipras? Creemos que no. En Berlín brindaron con champán la caída de Varufakis.
El primer ministro Griego, Alexis Tsipras, ha tenido que desprenderse de su hombre de confianza, Yanis Varoufakis, como negociador ante el Eurogrupo y la Troika, No le salen las cosas a Tsipras, porque quiere resolver los problemas “políticamente”, cuando en realidad Europa y la Troika los quieren resolver “matemáticamente”. Ahora amenaza con un referéndum para presionar a la Troika y exhibir un mandato popular, porque Tsipras juega a la política, no a las matemáticas.
Mientras, la deuda pública griega sigue subiendo, y ahora ya paga el 18 por ciento de intereses, y alcanza el 173’5 por ciento de su PIB. De ahí a la bancarrota queda poco. Tsipras prometió el oro y el moro a sus votantes y hasta dijo que nunca más negociaría con la Troika.
Envió a Varoufakis a las cancillerías europeas para “poner firmes” a los gobiernos europeos –los que cuentan– diciendo que ellos representaban al pueblo griego. La respuesta fue: nosotros también representamos a nuestros pueblos y hemos sido elegidos democráticamente. Le dijeron que Grecia tenía que pagar la deuda (370.000 millones) y amenazó con recurrir a Rusia y China. Grave error: ni los rusos quieren irritar más a Europa, ni a los chinos se les ha perdido nada en Grecia y quieren continuar haciendo negocios con el Viejo Continente. Además, ni chinos ni rusos quieren saber nada de pagar la deuda de los helenos.
¿Quiénes son los acreedores de los griegos? Principalmente Alemania, Francia, Italia, el FMI y el Banco Central Europeo y otros países europeos. Es decir la Troika y Europa. Varoufakis, con camisa abierta y pelo en pecho, se puso en el centro de la negociación con un aire chulesco y hasta en alguna ocasión insultante. Los alemanes lo tacharon de sus amistades y Tsipras, muy a pesar suyo, lo ha tenido que sustituir entre los negociadores.
¿Tiene claro dónde va Tsipras? Creemos que no. En Berlín brindaron con champán la caída de Varoufakis. El problema no era Varoufakis, sino la falta de un proyecto creíble del gobierno griego para la refinanciación de la deuda y no meras palabras. Cuando se habla de dinero no es malo utilizar la política, pero siempre que esta vaya de la mano de las matemáticas. ¿Habrá acuerdo? Hoy lo vemos muy difícil, pero no hay otra alternativa.