THE OBJECTIVE
Carmen Guitian

Obsolescencia programada

El consumismo enfermizo de los países desarrollados hace que cada seis meses un nuevo ordenador, teléfono móvil o electrodoméstico haga obsoleto al anterior.

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Obsolescencia programada

El consumismo enfermizo de los países desarrollados hace que cada seis meses un nuevo ordenador, teléfono móvil o electrodoméstico haga obsoleto al anterior.

Patricia está enfadada con sus padres, lleva días diciéndoles que está harta de su teléfono móvil. Sus amigas ya tienen el iphone 6, y ella está loca por tener ese móvil que hace unas fotos fabulosas. Su móvil es del año pasado, pero ya se ha quedado pasado de moda, además le han dicho, que si al comprar el nuevo modelo entrega su antiguo móvil, le harán un descuento de cincuenta euros.

¡Es una buena acción! – Insiste Patricia a sus padres – he oído que hay empresas que mandan estos móviles a África, si alguno esta estropeado lo reparan y así “un niño de allí” tiene la posibilidad, por un precio “súper barato”, de tener un móvil que esté bastante bien. Además ellos no necesitan colgar fotos en Facebook de sus vacaciones o de sus cumpleaños con amigos, me imagino que en las aldeas y suburbios donde viven, muchas fiestas no organizarán…

Son las cinco de la mañana en Agbogbloshie, un vertedero de basura electrónica situado a las afueras de Accra, la capital de Ghana. Desta y Maquena, dos amigas de la edad de Patricia, sin apenas desayunar comienzan su trabajo en el vertedero, la jornada durará doce horas.

Sin guantes, rebuscando con sus manos desnudas entre las toneladas de basura informática, intentan encontrar cobre y aluminio, que más tarde trasportarán en las bolsas de nylon que cuelgan de sus espaldas. Si la jornada es buena, conseguirán ganar uno o dos cedis (menos de un euro), así la cena estará asegurada.

Casi todos los días llegan al puerto de Tema, el principal de Ghana, contenedores repletos de electrodomésticos, teléfonos móviles y material informático, como donación para los países empobrecidos. Una vez abiertos los contenedores, se descubre que el material es totalmente inservible, pero todo este material, ya está demasiado lejos del norte industrializado y es imposible devolverlo. De esta forma las donaciones a países como Ghana, se convierten en una trampa mortal, los materiales altamente tóxicos, como plomo, cadmio, mercurio, plásticos y metales pesados han conseguido contaminar las tierras y ríos de Accra.

Agbogbloshie es el lugar más contaminado del mundo, mucho más que Chernóbil.

Desta y Maquena lo saben bien, ambas han perdido a familiares y amigos por culpa de la contaminación. El plomo y el cadmio envenenan la sangre, afectan al sistema nervioso y provocan enfermedades respiratorias y cancerígenas. Maquena vio morir a su madre de una hemorragia interna que ningún médico pudo frenar.

Tienes razón Patricia, las niñas de Accra, en Ghana, no necesitan un móvil último modelo, ni mandan WhatsApp, ni van a fiestas geniales como las tuyas, así que no necesitan un iPhone que haga unas fotos espectaculares con el chico más “guay” del grupo.

El consumismo enfermizo de los países desarrollados hace que cada seis meses un nuevo ordenador, teléfono móvil o electrodoméstico haga obsoleto al anterior. De esta manera, cada día la chatarra electrónica aumenta, pero como dice Patricia, no hay problema, -“Vamos a donársela a los niños de África, para que puedan aprovecharla”.

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