El campo abonado
En cualquiera de los casos sólo se me ocurren dos palabras: Vergüenza y Debilidad. Eso es lo que muestra al mundo y a los terroristas un país que no se pone de acuerdo ni en lo más básico.
En cualquiera de los casos sólo se me ocurren dos palabras: Vergüenza y Debilidad. Eso es lo que muestra al mundo y a los terroristas un país que no se pone de acuerdo ni en lo más básico.
Muchas veces he escuchado en la calle: ‘Al-Andalus era nuestra y la recuperaremos’. La última vez me lo dijo con una amplia sonrisa, como tan natural, un hombre mellado y con acento extranjero pero pasaporte español. Y me parece que no soy el único que ha vivido esa experiencia.
¿Cómo no van a invadir España si los encargados de su seguridad se entretienen en batallas internas?
No doy crédito a que se publique y difunda un asunto que resulta increíble, y que si tuviera el más mínimo indicio debería ser tratado con absoluta confidencialidad. A lo peor ya no existen Asuntos Internos, con esto de la crisis le habrán dado esa responsabilidad a algún tertuliano del corazón.
O los Mossos están manipulados políticamente y el odio Catalunya-España ha impregnado todos los rincones, o la Policía Nacional está tan corrupta que con amigos como estos… ¿Quién necesita enemigos?
En cualquiera de los casos sólo se me ocurren dos palabras: Vergüenza y Debilidad. Eso es lo que muestra al mundo y a los terroristas un país que no se pone de acuerdo ni en lo más básico.
La policía debería ser una, y estar ligada al ejército para desarrollar operaciones mixtas y combinar recursos. Está bien que insistan en llevar uniformes diferentes, pero que por lo menos tengan una cadena de mando centralizada y estén motivados por un mismo objetivo. Pero claro, esto es mucho pedir si una mayoría decidió incorporarse por salario en vez de vocación.
Cuando el poder central es débil y el islam se presenta por algunos como ‘la religión de la guerra’, se avecina tormenta.
Sigan dándole al rollo independentista… que el día menos esperado aparecerá Abu Bakr al-Baghdadi con sus huestes y entonces se acabarán las tonterías, ni estelada ni rojigualda, la única bandera será la negra, y de golpe.